Monday, December 20, 2010

Y el susto llegó

El fin de semana de la salida luciera con jamón de por medio había llegado. Tenía sobre mí la espada de Damocles de la renovación de mi título como campeón lucio jamonero VBC 2009 y la presión estaba pudiendo conmigo.

Tras una merma importante de los participantes por motivos de fuerza mayor. Allí sólo estabamos los buenos. Había quedado con Emilio a las 7:30 en el bar-restaurante de Villagordo, pero cuando llegamos Emilio estaba ya que se subía por la paredes después de estar esperando casi más de media hora. No podía ser de otra manera, pues con mi compañero Miguel y yo venía el que iba a ser la pareja de Emilio, Paco Arroyo, y como marcan los cánones sociales, la novia debe llegar siempre un poco tarde para inquietar al novio, como así había sido.

No había mejor forma de empezar el día que una primera toma de contacto con un café cortado sobre la barra del bar y una agradable tertulia. Poco después estabamos de camino a la rampa y el coche me marcaba una temperatura exterior de -1ºC, para flipar. Mi principal temor es que hubiera alguna placa de hielo en el camino, pero por suerte todo estaba seco. El primero en botar la embarcación fue Emilio. A pesar de haber transmitido en estas líneas el ímpetu con que Emilio bota la embarcación, Paco hizo caso omiso y casi sale rodando por encima de la tarima para ir de cabeza al agua. Después fue mi turno.

Miguel y yo salimos hacia la punta que enfrenta a la rampa. Hacía un frío impresionante. Yo no me dí cuenta pero Javivi afirmaba que se hacía una fina película de hielo en las anillas. Miguel, infringiendo toda norma de pesca deportiva hacía curricán con un shad rap de Rapala. Ibamos navegando a medio camino, en medio de la nada, cuando de repente Miguel empieza a gritar que le había picado uno. Pero poco después me hacía saber que aquello ya no estaba a la otra parte. Sería la imaginación de pescador calenturienta de Miguel. Mientras tanto, la nueva pareja de hecho iban por el cortado de la orilla de enfrente. Parecían felices y bienavenidos.

Cuando ibamos a llegar a la orilla de enfrente lanzo el mogambo rainbow trout sobre la punta, y durante la caída, patapam. Clavó enseguida, pero sólo noté un par de cabezazos y poco después se soltaba. Empezamos a pescar la orilla a 5-8 metros como mucho con pikies y mogambos de cabeza plomada y crankbaits. Hicimos toda la orilla dirección a la presa, pero no tuvimos ni picada. Luego descubriría que estabamos pescando en agua demasiado superficiales. Además la temperatura del agua había bajado de 12ºC a 10ºC en una semana. Cuando estabamos por esa orilla vimos como Javivi y Jose pescaban los pilares del AVE.

Seguimos haciendo la curva hacia la presa encontrándonos con Emilio y Paco que llevaban un par de lucios. Miguel estaba nervioso, nosotros con porra, y ese par de pimpines llevaban dos. Luego sabriamos que a Paco Arroyo se le había aparecido la Virgen y en el primer lance con un truchón de pikie sacaba el primer lucio para sorpresa de Emilio. Poco después, en una segunda aparición de la Virgen, Paco sacaba el segundo con un crankbait. Emilio tuvo que tirar de honor y casta manchega para sacar el tercer lucio y acortar distancia con su co-angler.

Nos cruzamos de orilla para pescar los pilares del AVE y del acueducto. Estaba con un ojo mirando la orilla por si venía nuestro amigo Arévalo y con otro, los pilares. Probamos y probamos en los pilares, pero me da la impresión que es más una cuestión de misticismo que de realidad que esos pilares alberguen grandes lucios habiendo pasado relativamente poco tiempo desde su inundación. Posiblemente sea una manía, pero esos pilares no me transmitían buenas sensaciones.

Allí estuvimos almorzando tranquilamente con Emilio y Paco que nos llevaban un tres a cero de órdago. Como siempre, el almuerzo estuvo acompañado por frutos secos, pero en esta ocasión el bote había menguado. Hacía un frío tan intenso que no tenía ganas ni de almorzar, pero con el primer bocado, me animé. Los temas de conversación fueron diversos: fútbol, política, etc. y frases como "yo sólo sé que la cosa no va bien" se las llevó el viento. Luego llegó la ronda de cubatas, pero Paco atenazado por el frío no atendía a razones y se amorraba a la botella de whisky, así, a palo seco. Miguel y Emilio, expertos en la técnica del cubata sobre embarcación se hacían un whisky con limón. Yo pasé del tema.

Nos despedimos de Emilio y Paco que fueron dirección presa, mientras Miguel y yo volviamos por donde habiamos venido. Pescamos la curva que gira hacia los cañones sin picada, pero cuando estabamos encarados hacia el cañón, dejó caer el pikie más allá de los 10 metros y se me engancha en una árbol, pero cuando saco el pikie del árbol noto un picada. No me dió tiempo a clavar, e insistí sin suerte. En eso que nos encontramos con Javivi y Jose que llevaban un lucio de 3 kilos y pico. Tras intercambiar impresiones, seguimos la marcha subiendo por la misma orilla por la que habiamos bajado con la porra a cuestas.

En eso que nos cruzamos con Juanito and JuanMi que iban como nosotros con una porra. Habían llegado hacía poco después de que Juanito, que ese está haciendo mayor, se volvía a dormir en un día tan señalado y para más inri se dejaba el jamón en casa. Siento decir que en mi humilde opinión Juanito iba un poco desencaminado pescando un crankbait chiquitín que no bajaría más de 3 metros. "Juanito pero ponte el crankbait grande que baja más", a los que Juanito me sorprendió con un "Es que se engancha mucho". Pues nada, los dejamos estar y seguimos nuestra marcha.

Miguel se estaba poniendo nerviosito, y por fin llegó el gran momento, de repenté sobre el viaducto vimos pasar el AVE en su viaje inagural sobre el embalse de Contreras. Miguel no cabía en sí de gozo y gritó en modo orgásmico: "Su Majestad, su Majestad". Tuve que apaciguarle diciéndole que nuestra Majestad pasaría en un segundo AVE, el primero seguramente sería un señuelo :-) Efectivamente, pocos minutos después pasaba un segundo AVE y mi compañero reconocía la sabidura del cargo académido que poseo.

Bromas aparte, mi compañero malacostumbrado en la última jornada de pesca se impacientaba ante la falta total de picadas y ya estabamos a mitad de los cortados. Tuve que acallarlo con un rotundo "estamos en el lugar adecuado en el mejor momento", aunque no las tenía todas conmigo.

A continuación vino una cambio de señuelo que cambió el devenir de nuestra jornada de pesca. Tras escuchar el pasado jueves en el club los sabios consejos de Marcos y Álex sobre la profundidad a la cual debiamos buscar los grandes lucios, monté un pikie de Storm reciénmente adquirido en la tienda de los Revert. Un pikie de 6" de 60 y pico gramos que me permitía pescar más cómodamente a más profundidad y lanzar más lejos, lo que conlleva recorridos más largos. Esto fue la clave.

Beast Master en mano con un trenzado Suffix de 25 libras con una bajo de línea de fluorocarbono de 0.62 y el pikie mencionado anteriormente hacía unos lances de más de 40 metros sobrepasando las puntas de parte a parte. Dejaba caer el pikie un tiempo considerable a una profundidad más allá de los 10 metros y recogía cerca del fondo. La primera vez que hice esto, noto como se engancha ligeramente el pikie en el fondo y cuando lo desengancha, noto la primera picada. Esta vez no fallé, clavo y aseguro el lucio. La pelea fue intensa, pero breve, un luciete de unos 3 kilos se debatía en aguas someras mientras Miguel lo subía al barco. De este pez no hariamos foto, cosa de la que me arrepiento, pues siempre nos pasa lo mismo en las competiciones.

Pasamos a la siguiente punta y sigo el mismo procedimiento. Lance largo sobrepasando la punta y dejando caer el pikie hasta que llegue a unos 10-15 metros. Recojo de forma continua sobre la punta, y ¡rasca!, (Nótese el cambio de onomatopeya, debido a que la picada más brutal del lucio lo merece), otra picada y otro lucio que peleaba en la otra parte de la línea. Este era más grande y no se dejaba vencer tan fácilmente. Tras unas cuantas carreras por el fondo, sube hacia la superficie y al más puro estilo black-bass salta fuera del agua en diagonal. No lo había visto en mi vida. Tras los típicos momentos de tensión, Miguel lo sube al barco. Comparamos los lucios, y liberamos el anterior que era significativamente más corto y más pequeño. El nuevo inquilino estaría en los 4 kilos.



Nos posicionamos justo en la punta que enfrente a la rampa cuando gira hacia los cortados y lanzo de nuevo hacia atrás sobre la punta. Mientras tanto Miguel insistía sobre la punta. Empiezo a recoger y ¡rasca!, otra picada. Increíble, había dado con el patrón y era cuestión de ir buscándolos con toda la confianza de mundo. El pobre Miguel no se lo podía creer.

Pasamos esta punta que enfrenta a la rampa de botadura y seguimos subiendo. Probamos a dejar caer el pikie por la pendiente pronunciada de piedra, pero nada. Lo curioso es que al pasar por esa punta, que realmente es un cortado, la sonda me había marcado peces a partir de 8 metros. Así que mientras Miguel pescaba hacia la orilla, yo hago un lance paralelo hacia atrás pasando demasiado cerca de la punta. Así que traigo el pikie hasta la punta y lo dejo caer sobre ella en un cortado de más de 30 metros. Para hacer tiempo, y comprobar como iba mi lucio jamonero abró la tapa de vivero y compruebo que estaba bien. El pobrecillo estaba curvado en mi vivero, pero bien.

El pikie estaría más allá de los 15 metros seguros, así que para que no se enganche, empiezo a recoger. No había recogido más de 2 metros cuando noto una picada en seco. Clavo con ganas y noto como aquello se mueve. Se mueve, pero poco, y me hace dudar si todavía sigue allí o se ha enganchado en algo. Un segundo más tarde aquello se mueve alejándose de la punta, efectivamente estaba allí, pero no lo podía mover. "Miguel, este es grande". En un momento dado, aquel lucio decide que se deja llevar hacia la superficie y recojo con facilidad. Cuando lo vimos a flor de agua, la grandeza de ese animal me sobrecogió, por un momento pensé que era un dos cifras. Era bestial, pero bestial. Posiblemente no era tan rollizo como aquel que saqué en Tous, pero yo diría que era más largo. Era estilizado.

Estaba pensando todo eso cuando aquel dijo que no quería saber más de esas aguas tan luminosas y que se iba para abajo. La longitud de ese pez facilitaba coger una velocidad endiablada cuando ondulaba con fuerza y allí iba, el carrete silbaba como loco, pero como loco, mientras mi pobre Beast Master se doblaba hasta límites desconocidos para ella. Miguel, espectador de piedra de aquel espectáculo, algo me comentaba, pero vagamente lo recuerdo. Lo que sí que recuerdo es que mis piernas empezaron a temblar, signo inequívoco de que aquel lucio era brutal.

Tras esa primera arrancada siguió una segunda en aguas más profundas, pero menos brutal. Seguidamente se dejó subir y apareció como un submarino a cinco metros de la proa de la barca. La imagen de ese lucio era brutal, enorme, empezó a coger carrerilla hacia la proa de la barca y me previne, pasando como una exalanción por debajo de la proa, la caña se dobló, el carrete silbó por última vez, y el bajo de línea se cortó. Había perdido el que seguramente sería uno de los dos lucios más grandes de mi vida. Intentaba buscar una razón a aquel negasto desenlace y sigo buscándola.

Lo que puedo decir es que el pikie había desaparecido totalmente en sus fauces y el bajo de 0.62 estaba a merced de las mandíbulas de ese lucio que lo masticó y arañó mientras lo sometía a altas tensiones. Ahora recuerdo las sabias palabras de Marcos que nos recomendaba por lo menos un 0.80. Yo también lo achaco a que el freno del carrete podría ser excesivo en correlación con el diámetro del bajo de línea. Seguramente, un freno más suelto y con un poco más de suerte, si no se hubiera enramado, lo hubiera sacado. Una lástima, una auténtica lástima que no se me va de la cabeza. Estoy seguro de que ese lucio era el más largo que nunca había visto y que tenía más de 8 kilos seguro.

Miguel intentaba animarme, pero ya nada sería igual después de ese momento. Pescamos un poco más y volvimos hacia la rampa para esperar a que llegara el juez. Para hacer tiempo pescamos los pilares del AVE, sin resultado. Llego el momento del pesaje y Juanito me sorprendió con una báscula de los chinos, pero bueno, es lo que había. Pesó mi lucio que dió 4 kilos, bueno un poquito más como luego me confesaría Juanito. Yo poco podía atisbar ya que se veía bastante mal. El lucio ya había sufrido bastante, así que tras la única foto de la jornada, liberé el lucio que se fue tan felizmente.

Minutos más tarde, una vez había sacado yo la barca, llegaba Javivi y Jose con su lucio. Iba bajando yo la rampa andando mientras veía el lucio de Javivi mientras Juanito lo pesaba. Sólo con verle la cabeza era suficiente para saber que ese lucio era sensiblemente más pequeño. Ya me las merecía yo felices renovando mi título de campeón de lucio jamonero por segundo año consecutivo, al más puro estilo Álex/Fran. Pero no, entre carcajadas de sorpresa Juanito confesaba que aquel lucio pesaba también 4 kilos. Yo alucinaba y así lo decía, mientras Miguel indignado me apoyaba. Javivi pesó ese lucio con su báscula digital y dió 3.4kg. Es decir, que la báscula de Juanito como que no era muy fiable. De poco valió que Juanito reconociera entre dientes que mi lucio era más grande, me sentía engañado y ya no oía tonterías como que había que comprar una nueva báscula para el club, que partieramos el jamón o que lo dejaramos para otra salida. Ya llovía sobre mojado. Esta claro que no se puede ser bueno.

Tras este pequeño encabronamiento al que también había contribuido perder un lucio para flipar, me hice un reset mental y comimos en armonía en el bar-restaurante "Los ángeles". La compañía como siempre era muy agradable, y los ya conocidos como los 8 héroes de Contreras al calor de una estufa de leña mantuvimos animadas conversaciones sobre anécdotas de pesca. La mayoría de ellas exageradas por el paso del tiempo y a las puertas de la categoría de míticas.

Sin duda alguna esta comida era lo mejor de la jornada de pesca, en la que la mítica frase de Jaime "el susto está por venir" se hizo realidad. Ahora, recordando las arrancadas brutales de ese lucio, la torsión de la beast master y a riesgo de ser pesado me reitero en las sabias palabras de Jaime: "el bass es un pez que se ha quedado pequeño".

6 comments:

pardo said...

Necesitas un descanso LUCIO-MAN.

Jaime Francisco said...

Jorge,

Ánimo campeón!!!

Si de algo estamos seguros los que te conocemos es de tu franqueza. Estoy convencido de que ganaste.

¡Qué mal cuerpo se queda cuando se va uno tan grande! A mí se me fue en el Sena uno "del tamaño de un niño de 6 años"...

Y lo del bajo de Fluorocarbono...los que empezamos comprando la revista "Caza y Pesca" somos más partidarios del alambrillo...

En cualquier caso, muchas gracias por narrar la crónica.

Un abrazo.

Miguel said...

....y menudo susto!!

Mejor no lo podrias haber narrado, que momento...lastima que no oyeras mi timida voz diciendo:"cuidado que va a arrancar, cuidado que va a arrancar!"...una lastima.
El pez era precioso y la pelea fue un escandalo.No te preocupes porque viendo la soltura con la que pescabas de esa forma, seguro que darás con mas peces de ese porte. Yo me quedé con la copla....jeje

La verdad es que pasamos un dia estupendo, aunque nos falto el jamon, estos jueces ya no son como los de antes...son demasiado buenos.

En cuanto a la cronica,como siempre, GENIAL.

Un saludo

cisco said...

Y despues deciais de mi, vosotros tampoco perdonais una.

Una lastima que se vaya un bicho como el que narras, lo bueno es que ya sabes donde esta, animo y a por el.

Cuando baje por alli ya te enseñare los nuevos bajos de linea de titanio para que no te pase lo que te ha pasado. yo entre nota y nota voy recopilando material norteño.
un abrazo

Jorge said...

Gracias por vuestros comentarios de apoyo, veo que seguís atentos a este blog aunque no lo anuncie a través de la lista de correo.

Me quede con las ganas de poder pesar ese lucio, a mi me dá que me hubiera caído de culo del susto.

Cisco, me tienes que dar más detalles de esos bajos de titanio de los que ya me habías hablado. Seguro que van muy bien.

Un abrazo a todos.

Javi said...

Jorge, impugna el concurso y a ver si Juan hace el pesaje como dios manda.

jajajaja.