Wednesday, December 08, 2010

Enfragcamiento luciero en Contreras

Pues sí, sí, como suena. Emilio me había llevado a punta pistola hasta el embalse de Contreras contra mi voluntad para pasar una jornada de pesca luciera.

Quedamos a las 7 de la mañana en la gasolinera de Minglanilla, y pocos minutos después por allí estaba yo dando vueltas por tierras manchegas en busca de un todoterreno matricula de Gran Canarias. Tras valorar con Emilio el nivel de enfragcamiento de los caminos que nos debían llevar por otro acceso al embalse de Contreras, y viendo la posibilidad de poner la barca de Emilio perdía de barro, decidimos ir a lo seguro por Villargordo.

Antes de llegar al embalse, paramos a hacernos un café y un chupito, ambas cosas prohibidas por mi religión. Así que aceptando la invitación de Emilio, yo me hice el que sería posiblemente el quinto café con leche de mi vida. Ya sé lo que estáis pensando, me estoy echando a perder. El chupito lo dejamos estar, porque si no, nos podiamos estar allí toda la mañana enfragcaos para que yo me lo acabe.

Así que retomé mi coche y seguí a Emilio por la antigua carretera nacional desde Minglanilla, excursión que incluía una visita turística por los "hot spots" de Emilio, de esos que no le hacen falta marcarse en el GPS.

La cuestión es que llegamos allí al embalse. Fíjate que es la casualidad (Emilio diría la p... casualidad) que no había nadie por allí y cuando nos metemos en la rampa y queremos dar la vuelta abajo, un coche por detrás dándones por donde amargan los pepinos. Botamos la barca, que más que botar la barca yo pensaba que ibamos a botar coche y todo. De un brinco Lucky estaba abordo y después le siguió su amo.



Nos fuimos a la punta de enfrente directamente a 65+54 libras y por allí empezamos a pescar dirección a la cola del embalse. Yo llevaba montado un mogambo, una spinner amarilla, un crankbait de profundidad marca Rapala y un jerkbait smithwick. Estos dos últimos estoy deseando perderlos de vista porque les he dado demasiados minutos. Emilio llevaba un jerkbait en un color bueno para lucio y una cucharilla de lana roja. Aprovecho la ocasión para recordar la oda a la cucharilla roja escrita por Jaime en un momento de melancolía debido a su inminente desaparición:



Torneado cuerpo de princesa
en tus ojos ese brillo plateado
escondes bajo tu falda escocesa
un tesoro que te deja prendado...



Batimos orilla durante 50 metros por una zona que prometía, sin una sola picada. Emilio, inquieto, propuso irnos río arriba hasta la primera récula grande que hay subiendo a mano izquierda.

Antes de llegar almorzamos tranquilamente de acuerdo a las directrices emilianas. Para ello saqué el ya mítico bote de almendras y cacaos de mi madre, que puso un brillo especial en los ojos de Emilio, que dió buena cuenta de él. Después de almorzar, Emilio propuso hacernos un cubata de whisky con cola para ir caldeando el ambiente. Pasaron por mi mente las palabras de Javi: "Menos peces y más cubatas", mientras Emilio me decía "no me irás a hacer un desprecio", no tenía escapatoria.



Tras los primeros lances sobre la punta de entrada a la récula, no tuvimos resultado. Pero esas punticas de entrada a grandes réculas suelen ser bastante querenciosas. Dado que era todo una arboleda por debajo de la superficie del agua y la probabilidad de enfragcamiento con un pikie era muy alta, tomé mi spinner de lucio by Chimo Baits en color chartreusse y la lancé sobre la punta dejándola caer para que hiciera el helicóptero. Nada, pero cuando estoy recogiendo, como si hubiera enganchado en un rama noto un parada, se desengancha, sigue girando la spinner y vuelvo a notar otro enganchón, y se vuelve a soltar. Cuando la estoy subiendo al barco veo como un lucio de 2kg sigue la spinner y en superficie la zafa durante unos segundos, pero finalmente se escapa. Hombre, la primera picada del día.

Ese lucio si estaba por ahí, volvería a picar, así que insitimos e insistimos, pero nada. En eso que ya nos estamos yendo cuando hago un último lance sobre la punta desde otro ángulo, estoy recogiendo la spinner, y patapam, seguramente el mismo lucio. Esta vez sí que se había quedado prendado. Lo subimos a la barca mientras Lucky celebraba esta mi primera captura con nosotros. En ese momento no era consciente de que esa captura me costaría una spinner.



Emilio, sorprendido por esa captura, como buen pescador oportunista observó detenidamente mi spinner de lucio y me preguntó: "oye, ¿no tendrás por ahí otra?". Le enseñe mi gama de spinners de lucio by Chimo Baits, la roja y la blanca, y Emilio, como sí de Neo en Matrix se tratara, optó por la blanca. Finalmente, se la aderecé con un grub blanco by Gary Yamamoto Custom Baits.

Seguimos un poco más hacia dentro de la récula, pero no me daba buenas sensaciones (lo reconozco, soy un maniático, pero no soy el único) y le dije a Emilio de ir saliendo para cruzarnos de orilla a la cruz de hormigón. Es la isla que está enfrente de la entrada por la Pesquera.

Empezamos a pescar por ahí, cambiando de unos pikies a otros, de unos crankbaits a otros, de unos mogambos a otros, en zonas que esperabamos que tuvieramos alguna picada, pero nada de nada. Fuimos bajando hasta la primera récula que está franqueada por dos puntales imponentes a ambas partes y donde yo esperaba sacar algún lucio, pero no.

Entramos en la récula y tras algunos lances decidimos que era hora comer. Así que saqué el lomo empanado con pimientos fritos de mi madre y la tierra tembló. Hay estuvimos charlando de todo un poco, como en nuestras anteriores salidas, garrotazos, chiflazos y demás fueron palabras que inundaron nuestra cháchara. Después de comer y con el último bocado en la boca ya empecé a lanzar. Mientras tanto, Emilio fiel a sus principios se cascaba otro cubata pero sólo de whisky sólo por el primer hielo. Tras esto, en un amago de siesta hivernal Emilio se tumbaba y jugueteaba con su belote.



De vuelta a la pesca, nos pusimos a pescar en vertical sobre una punta que había dentro de la récula. Con el pikie rojo y amarillo hacía el yoyo a 8 metros cuando noto una picada, clavo y subo un peso muerto que casi no tiraba. Era un luciete de 1 kilo. Cuando estaba desanzuelándolo, Emilio que estaba con su pikie de Storm tiene un picada cuando estaba recogiendo a 4 metros de la barca. Pum, ostiazo, Emilio en pleno subibón de adrenalina barre con todo lo que había por encima de la tarima de la barca. El cubata de Emilio fue por los aires, pero por los aires, vertiendo todo su contenido sobre la tarima y su braga del cuello, pero al final aquel lucio salió.





Fuimos bajando por esa misma orilla, por un cortado que despertaba todas mis fantasías de pescador de lucio cuando la lluvia empezó. Así que nos encasquillamos los chubasqueros y a aguantar todo lo que fuera a venir. Ese cortado era brutal, en cualquier momento podía salir un lucio que nos quitara el hipo. Seguimos hasta la punta, pero tristemente, nada, pero nada de nada. En ese momento empezó a sonar el móvil, y era el bueno de Bruno, tan oportuno como siempre, "oye, ¿dónde estas?", jejeje, lo que sigue ya os lo podéis imaginar.

Seguimos pescando, pero como no lo veiamos claro por esa zona y se acercaba la hora de marchar fuimos bajando. El camino de vuelta deparó una interesante conversación erótico-sexual más propia de un sexólogo que de un pintor/pulimentador de muebles. Este Emilio....

Cuando estabamos más cerca de la rampa, donde hay una récula con un puntal de roca brutal, empezamos a pescar. No picó ninguno hasta que llegamos casi a la punta que enfrenta a la rampa de botadura. Allí dejé caer el pikie rojo y amarillo por la pendiente de piedras, cuando noto una picada que casi me arranca la caña de las manos, clavo con ganas y sorpredentemente el hilo se parte. Pensaba que había partido cerca del bajo y estaba desolado, más cuando todavía veía los reflejos de un lucio de 3 ó 4 kilos peleando con el señuelo entre sus fauces bajo el agua. Ensimismado en mis pensamientos Emilio me dice, "el hilo" y yo pensaba ¿el hilo qué?, Emilio concretó "el hilo esta ahí", miro al agua y veo el hilo huyendo sobre la superficie a unos 4 metros de la barca. En ese momento, pasó por mi mente el vídeo de Mike Iaconelli:



pero con el agua a 12 grados no era cuestión de saltar al agua y más con las gafas puestas, aunque en un Open de Lucio y bien colocado en la clasificación, no lo hubiera dudado. La cuestión es que seguimos el hilo con el eléctrico mientras éste huía de nosotros, llegué a tocarlo con la punta de la caña, pero no pude sujetarlo y perdí ese lucio para siempre. Una auténtica lástima, más por el pobre pez que se llevo el artilugio detrás.

Tras ese pez, seguimos pescando la orilla bordeando la punta sin picada. Tras probar un poco más sin éxito y viendo que la noche empezaba a caer sobre los cortados de Contreras tuvimos que replegar "banderetes" antes de que los orcos bajaran de las montañas.

Había sido una jornada de pesca más con el crack de Emilio, más conocido por su nominación a "Guardian of the Year 2010", en compañía de su fiel compañero Lucky. Un tío que te dice las cosas claras y directas sin contemplaciones, y con el que pescar es mucho más que pescar. Emilio, no cambies nunca.

6 comments:

cisco said...

que bueno Jorge.
Por lo que se ve, aburrirte con Emilio no te aburres.
Tendras que cambiar tus habitos, un cubatilla pescando, tiene que
saber a gloria.
Bueno ahora que ya te conoces algunos hot spots, el domingo a por el jamon.
Muy divertida la cronica
Auuuuuuuuuuu CRACK

pardo said...

Vaya par de dos.....
el mejor el....lucky!
vosotros pasariais frio, sueño, poca pesca, pero.... y el lucky?
ademas de todo eso, todo el dia con vosotros...jeje.... hay es na!
muy buena la cronica y la compañia.
ale-ale

Jaime Francisco said...

Muy bueno Jorge.

Parece ser que los lucios vuelven poco a poco a Contreras. A ver si en poco tiempo se hacen más grandes.

Una crónica muy amena.

Saludos.

Jorge said...

Gracias por vuestros comentarios. Como veis ir con Emilio de pesca es todo una experiencia, bien lo sabemos los que hemos ido con el, eh, Pardo?

Un abrazo.

Jorge

Miguel said...

yo tambien doy buena fe de ello!!este Emilio es un crak!

Os puedo asegurar que la tecnica del cubata en una mano y la caña en otra otra funciona eh,y lo que te ries....

En fin muy buena cronica y buenos peces.

Un saludooo

Jorge said...

Miguel ya nunca más será el mismo sobre una embarcación. Ha descubierto que se puede pescar al lucio y hacerse un cubata todo al mismo tiempo.

Si os fijáis, Lucky (el perro de Emilio) sale en todas las fotos :-)