Mis polluelos y yo, esta vez en Contreras
Tras comerme una porra en el concurso del VBC que reafirmaba aquella ya mítica frase de "The Guardian":
¡Qué injusta es la pesca!
engañé vilmente a mis polluelos para hacerles ir a Contreras por motivos estrictamente personales. Así que con el gusanillo de resarcirme de la porra, llegamos a la rampa de Villargordo a las 10:30. Para variar había el típico coche aparcado en la rampa a 3 metros de la orilla. NO COMMENT.
Así que tras botar la barca a 54x2 subimos dirección a la Pesquera, encontrando un barco por estribor al pasar la récula del camping. Fuimos directos a la récula del "sherpa touero". A los pocos lances, en la punta de entrada a la récula tuve clavado un pez de aproximadamente 1.5kg con un jig de Jewel de 7/16oz color brown que se me escapó mientras lo peleaba. Una lástima, pero la cosa empezaba bien dado que ya eran más de las 11 de la mañana.
Conforme entrabamos en la récula se veía un patrón claro. Los peces que se podían ver estaban en zonas a la sombra con transición rápida a zonas más profundas. En una zona de esas fallé un pez kilero que entró a un sexy impact de Keitech en color chartreusse shad mientras se movía por encima de una losa de piedra. Es bien sabido que la interacción de los señuelos con la cobertura o el fondo provoca en muchas ocasiones la picada del bass.
Seguimos avanzando hacia dentro de la récula. No lo recuerdo, pero seguramente sacariamos algún "sardinote" (del manchego-by-the-guardian al inglés sería keeper).
La cuestión es que hacía un calor infernal y no se podía estar allí encima de la barca. Así que Andrés ni corto ni perezoso se tiró al agua e hizo una de las suyas embocando el crankbait de mi hermana.
Buscamos las sombras del fondo de la récula para comer. Allí nos encontramos con muchos nidos de percasoles donde se podían ver las huevas. Era curioso ver como los percasoles defendian ferozmente su nido de un palmo de diámetro.
Estabamos allí cuando apareció una pareja de basses buscando un lugar para frezar. Seguramente la hembra (por su tamaño) sobrepasaba los 2kg se quedó al lado de la barca. Probé con todo, pero no pude hacerle picar.
Comimos el pisto que nos había preparado mi madre y siguiendo la filosofía de "The Guardian" aconsejé a mis polluelos que echaran una siesta reconfortante para afrontar con energías renovadas la tanda de pesca vespertina.
No lo he comentado, pero ya sabéis que mi "cuñao" es monoseñuelo, crankbait de profundidad y cuando más grande el babero, mejor. Eso es innovación y lo demás, tonterías.
Cuando mis polluelos despertaron, fuimos saliendo del fondo de la récula por la parte derecha. Creo recordar que mi hermana sacó algunos basses pequeños pescando a drop-shot y con ika. Yo insistía con jig, y probaba con crankbait y spinner. Al final, en una pequeña récula y cuando menos me lo esperaba, lanzó el jig dentro de una cobertura y noto una picada. Pensaba que era pequeño, porque era lo esperado, pero no. Tras clavar, el pez se arranca con fuerza hacia el centro de la récula a gran velocidad. Era bueno. Tras unas carreras por debajo de la barca, la custom rod by Revert & Son no da tregua, y Andrés alias "sacadera man" hace el resto para subir el pez al barco. Un precioso pez de 1.93kg era la recompensa a las horas pasadas en Contreras.
Después de sacar este pez fuimos volviendo por la parte de sombra ya encarando el viaducto. Para nuestra sorpresa todavía se oyen motores no eléctricos en Contreras, y es más, se ponen a pescar al lado de los que van a eléctrico: "Pá flipar". Estando allí sacó mi hermana un luciete con una spinner.
Volvimos por la orilla de la derecha para que mi "cuñao" se entretuviera pescando los cortados que tanto le gustan. Allí fue donde otro pez de talla de 1kg aproximadamente entró de nuevo al jig de Jewel en color brown.
De ahí fuimos directos a la rampa para dar por finalizada la jornada de pesca. En conclusión, el pobre de Andrés, el pescador monoseñuelo, se comió una porra como se veía venir y mi hermana sacaría unos cuantos bassetes y un luciete.