Sunday, January 31, 2010

Un día especial para el recuerdo

Esta crónica es especial para mí, tanto por la suerte de haber compartido una jornada de pesca con una persona que personalmente admiro, como por la posterior cena que compartí con mis compañeros del Valencia Bass club.

Pero volvamos al principio de la historia. Era un jueves en la sede del Valencia Bass Club, esta vez con la grata compañía de Cisco que se estrenaba en su nueva andadura, al igual que había hecho Javi "El picantón" la anterior semana. Ya me iba de la sede del club con la duda de si este sábado iría de pesca, ya que teniamos la cena de entrega de trofeos ese mismo sábado y debería salir antes para llegar a tiempo. Tras un intercambio de planes de pesca para el fin de semana con el "molt honorable" salta la chispa y me propone ir a pescar con él ese sábado. Como negarme a uno de mis "sueños de juventud", compartir una jornada de pesca con Mascarell y Leyton. Por desgracia Leyton no podía asistir, así que sería un mano a mano con el Presi.

A las 6:45 había quedado con Mascarell, y a las 8:30-9:00 ya estabamos en la rampa de Cortes con 0 grados centígrados. Como era de esperar estabamos solos. Yo haciendo de Leyton metía el barco en el agua, y acto seguido conducía "la bestia" a su guarida hasta la hora de comer.



Allí estaba yo, subido al barco más impoluto que mi mochila "Revertera" había visto desde su adquisición. Con un frío que cortaba el aliento nos dirigimos al Ral a la récula de la casa. No daré muchos detalles porque Leyton puede prohibirme la entrada al club el jueves que viene, así que aplicaré un protocolo de opacidad, bueno dejemoslo en translucidez. Sólo diré que pescamos a drop-shot en zona de árboles sumergidos a 5-7 metros, pero no tuvimos ni picada. Curiosamente, por razones de convergencia evolutiva como diría Javi o por convergencia a un máximo global como diría yo, el "molt honorable" utilizaba los mismos anzuelos de drop-shot que yo. Esos que me había recomendado el joven, pero sabio, Cisco, esos mismos que nos regalaron un subcampeonato autonómico cuando el enano de la suerte se subió en nuestro barco. "Mariposas" aparte, que diría Charlie al leer una de mis crónicas, no pescamos nada en esa zona, ni picada. También batimos orilla con jerkbait y crankbait, pero nada de nada.

Así que cambiamos de zona para ir a la zona de la isla, en el camino coincidimos con los Valderde que llevaban lo mismo que nosotros. Tras probar alrededor de la isla, no tuvimos ni picada. De vez en cuando, cuando sentía que Mascarell echaba a faltar a Leyton porque enredabamos nuestras líneas, bajaba de la tarima (los dos escalones) para que Mascarell tuviera las mismas sensaciones que cuando pesca con su compañero Leyton.

La cuestión es que volvimos al Ral a la zona de la récula del prebetón donde estabamos protegidos del viento que soplaba con fuerza. Batimos orilla con crankbait y jerkbait, pero no tuvimos ni picada. Nuestros señuelos se enredaban con las hierbas que crecían desde el fondo, es un fenómeno cada vez más frecuentes en Cortes. De ahí nos fuimos a la zona de la presa.



Hasta ese momento Mascarell (y eso que le debían de estar pitando los oídos) me había transmitido suficientes conocimientos como para ganar un hipotético Classic que se celebrara en Cortes, que digo uno, tantos como los pros americanos osaran a retarme. Pero su infinita generosidad no se iba a quedar ahí, me llevó a una récula "secreta" que yo había pescado en múltiples ocasiones pero que nunca me había dado peces grandes. Llevaba montado mi único Staysee (color Wakasaki), sí, el otro se lo quedó un lucio de Ricobayo. Siempre que montó un Staysee recuerdo las sabias palabras de Álex en cuanto a la secuencia de sacudidas. Así que dada la gran inactividad de los peces, decidí prolongar la parada entre sacudidas. "Jerk-jerk-stop", "jerk", picada, uno, uno, llevaba uno, pensaba que era un lucio porque la picada fue agresiva, pero pronto ví que era un bass bueno. Se metió debajo de la barca, lo aguanté con miedo de que se enredara en algún árbol que no veía, pero finalmente lo subí a la superficie. Mascarell lo izó arañándose sus dedos con las poteras. Era un bonito bass de invierno que tenía los ojos con tonos anaranjados como si estuviera en época de freza y que estaba muy gordo para la época del año en que estabamos. Pesaría algo más de 1.5kg.



Seguimos batiendo orilla con crankbait y jerkbait por una playa que tenía muy buena pinta, pero no nos picaron. Ya se estaba haciendo tarde, así que replegamos trastos y volvimos.

Ya en la rampa, la bestia sacó el barco sin inmutarse y allí comimos el pisto que mi madre nos había preparado. Sin duda alguna, no puedo agradecer suficiente la labor de mi madre en la preparación de la "meriendilla" en cada una de mis salidas de pesca. Había sido una jornada de pesca para el recuerdo con la grata compañía del "molt honorable", un placer, un sueño hecho realidad.

Por la noche teniamos la cena de entrega de trofeos del club. Miguel y yo tuvimos la suerte de sentarnos con una pareja encantadora, los "Pacos" que se estrenaban en la pesca de bass desde embarcación y nos contaron sus múltiples vivencias. Espero que se animen y este año también compitan con nosotros. Berni y yo recogimos nuestros trofeos como subcampeones autonómicos, los ojos de Berni como luceros del alba reflejaban la felicidad de su alma.



En la rifa no me tocó nada, aunque los suertudos de Miguel y Berni, se llevaron una caña y un carretito, respetivamente.



El colofón a este día especial concluyó en la grata compañía de Berni y Miguel alrededor de unos cocktails mientras discutiamos sobre el sexo de los basses, o si no era eso, era algo parecido.

Monday, January 25, 2010

Embalse de Buseo

Esta crónica será breve, es básicamente la presentación de un embalse desconocido para muchos de nosotros y que Cisco y yo nos propusimos descubrir aprovechando la festividad del día de San Vicente en la ciudad de Valencia.

Quedamos a las 7:30 en la gasolinera de Godelleta y a las 9:00, tras pasar por el pueblo de Chera y recorrer un trecho sobre pista forestal en buen estado, llegamos a la cola del embalse de Buseo. El único punto más crítico es la bajada de la pista forestal a la planicie desde la cual se bota la barca. Había algunos surcos como resultado de las últimas lluvias que imponían algo de respeto, pero no supuso mayor problema.




Lo más cerca que estuvimos de sacar un pez fue una carpa que robé con un jerkbait al poco de llegar, y con la que estuve un rato peleando. Luego estuvimos probando en diferentes puntos del embalse con crankbaits, jerkbaits, pikies, mogambos, spinners, etc., pero nada de nada de nada.





Con la sonda detectamos cardúmenes de peces suspendidos en medio del embalse y cerca de la presa donde la profundidad máxima no llegaba a los 10 metros, siendo éste el punto má profundo del embalse. También probamos allí, pero ni picada.



Incluso pescamos la cola del embalse mientras algunos individuos nos bombardeaban desde la orilla con sus cucharillas. Finalmente nos resignamos, y tras comer a orillas de este singular embalse recogimos trastos y nos fuimos para casa.

Monday, January 18, 2010

Parejitas de un día de invierno en Cortes

Empezamos una nueva etapa como se puede ver por la remodelación del blog que ha hecho la fantástica administradora a petición popular.

Esta jornada de pesca se cuece un jueves por la noche en una bocateria de Valencia de cuyo nombre no quiero acordarme. El molt honorable nos comentó que iba con su fiel compañero a pescar a Cortes con sus equipos de mosca. La idea de compartir un día de pesca con esta encantadora pareja enseguida me cautivó. Viendo que mi compañero Miguel no podía asistir, le mandé un SMS a Cisco:

"... el sábado Mascarell y Leyton van a Cortes, te apuntas?..."

A lo que éste me contestó:

"Pero k preguntas me haces. Por supuesto k me apunto..."

Enseguida vinieron a mi mente las palabras de Javi:

"La mujer de Cisco es una santa mujer."

La cuestión es que quedamos a las 8h en la gasolinera de Buñol y un poco antes de las 9h ya estabamos en la rampa intentando que las ocas no nos picaran el trasero. Mientras estabamos preparando la barca llegaron Mascarell y Leyton, y tras los oportunos saludos y relato de batallitas de pescadores, salimos hacia el Ral.

Empezamos pescando la punta de los Franco. Yo estrenaba mi nueva sonda Humminbird 570 recién llegada de USA para la que había hecho un montaje provisional pensando que podría dejar el transductor dentro de la barca, pero no. Tras inicialmente desoír las palabras de Cisco que me sugería que posiblemente la sonda sólo funcionaría con el transductor dentro del agua, al final hice caso a las palabras de un hombre de artes y se hizo la luz. El problema es que tenía que llevar colgando la sonda en la proa, pero no podía hacer otra cosa.

Así que empezamos batiendo orilla con jerkbait, jig en las coberturas y algún pikie pequeño que otro, pero nada de nada. Ibamos girando hacia dentro de la récula de la casa sin picada. Yo llevaba un jerkbait Smithwick en color clown en contra de mis prejuicios y después de haber visto a Cisco sacar algún bass y lucio en Tous unos días antes. Cuando llegamos a la plataforma que hay un poco antes de colocarnos debajo de la casa, Cisco que estaba probando todo tipo de jerkbaits y crankbaits, estrena un jerkbait con la cabeza roja al que yo miro con no muy buenos ojos. A los pocos lances, patapam, "llevo uno" me dice. No parecía muy grande, al final lo meto en el salabre. Era un luciete de 2kg. Cisco empezaba a derrumbar mis prejuicios.


Seguimos batiendo orilla, pescando los árboles del borde de la plataforma con jig, pero nada. La sonda aunque iba colgando en la proa marcaba los árboles que nos encontrabamos, ¡qué caña! Al salir de la plataforma y colocarnos debajo de la casa, patapam, clavo algo con mi jerkbait, ése que había condenado al ostracismo de mi caja de señuelos y que Cisco me hizo recuperar. Era una lucioperca de 1.5kg, enseguida me acordé de mi madre, para ella ya había echado el día.


Mientras tanto en la orilla de enfrente nuestra pareja seguía "agitando" sus líneas en el aire sin picada, aunque sí que les habían subido un par de basses. No nos había dado tiempo a abandonar esa zona de debajo de la casa, cuando Cisco que llevaba un Lucky Craft D-12 white and gray montado en su caña Saint Croix medium, sí esa caña que según él el pez más grande que había sacado era un bass de 800gr, tuvo una picada brutal. Veo que su caña se dobla exageradamente, y pensé "éste no lo va a sacar así como así". Era el momento de anunciar este hecho a la pareja de la orilla de enfrente con la mítica frase de Jaime: "¡Oooootro!", pero esta vez era verdad. Tras unos minutos de pelea, aparece un lucio estilizado y delgado del que asoma por su gran boca el bajo de fluorocarbono, el crankbait había desaparecido completamente en sus fauces. Este lucio pesó 5.7kg, pero tenía cuerpo para pesar 10kg por lo menos, y eso sin exagerar.


Después de sacar este lucio, estuvimos repescando los tocones del fondo de la récula de la casa que habían pescado por Mascarell y Leyton sin éxito. Así que nos salimos de la récula de la casa para pescar la récula que hay entre la récula de la casa y del prebetón y que tiene un árbol en la punta, pero nada de nada. Salimos de esa récula yendo hacia la récula del prebetón. En ese momento la sonda se me apagó como consecuencia de que la batería empezaba a flaquear. No había sido consciente de que el consumo de energía de una pantalla más grande sería mayor, para la próxima ya lo sé.

Nos fuimos a buscar a Mascarell y Leyton que pescaban con sus strimmers en la arboleda enfrente del pantalán. Allí seguían firmes e impertérritos agitando sus líneas al aire viendo como la sombra de la porra se cernía sobre sus cabezas como la peor espada de Damocles de un pescador. Así que aprovechamos para inmortalizar su maestría con la caña de mosca para este blog.


Me quedé observándolos mientras se reflejaba en sus artes la seguridad que da la experiencia de haber pasado muchas horas sobre el agua. Era el momento de irnos a comer, el momento de ese último lance, ese lance que a veces proporciona el último pez de la jornada, ese lance que hace temblar al más experimentado de los pescadores con el anhelo de que sea fructífero, y Leyton, siendo humano, le tembló la mano. Buscando ese pez mítico que se esconde debajo de las boyas, su strimmer se enganchó en el cabo de la boya para siempre. La situación era graciosa y más cuando su compañero hizo referencia a la boya como "indicador de picada". No meteré más el dedo en la llaga.


Estuvimos comiendo juntos y rememorando batallitas que el paso del tiempo exagera cada vez más, lo típico de pescadores. Cisco y yo nos quedamos un poco más para ver si sacabamos otro 3000, pero ya no tuvimos ni picada con una agua a 48.5F, el horno no estaba para bollos. Así que como nos suele pasar a Cisco y a mí cuando vamos juntos y solos, recogiendo el barco nos abrazó la luna.