Monday, December 13, 2010

Pesca hivernal con Emilio en Contreras, oséase, cubatas, lucios y garrotazos

Tras el aplazamiento de la salida luciera con el VBC, informé a Emilio del cambio de planes y negociamos una salida negociada al imprevisto (Notese la ambigüedad/polisemia del término salida). Así que tras proponer a Emilio el pago en especias de la inclusión de mi compañero Miguel, la salida se concretó.

Antes de nada, puse a Miguel en aviso: "Esta jornada de pesca con Emilio será diferente". Así que Miguel venía preparado para todo. Quedamos con Emilio en el mismo sitio que en la última salida de pesca, y simplemente nos fuimos de pesca.

Tras unos inicios dubitativos debido a unas condiciones externas adversas, fuimos calentando el ambiente con las conversaciones típicas de Emilio subidas de tono que por arte de magia dieron paso a las bondades del almuerzo que le había preparado la madre de su novia. Así que Emilio azuzado por el hambre propuso que almorzasemos. Tras unos segundos de inquietud, Emilio palideció, había olvidado el almuerzo en el coche y estabamos demasiado lejos para volver. Así que como buenos hermanos compartimos los panes, que no los peces, como se verá en esta crónica. Todo esto acompañado por los cacaos y almendras de mi madre que tienen a Emilio loquito. Eran las 10h de la mañana.

Allí almorzamos de categoría, lo que dió paso a la ronda de cubatas. Miguel, que como ya he comentado, venía apercibido, trajo un bote de limón y el whisky lo puso Emilio. Seguimos pescando probando con crankbait, spinners, pikies, etc. sin picada.

No sé si fue cuando Emilio y Miguel iban por su tercer cubata, yo me planté en el medio, cuando Emilio con su jerkbait tuvo su primera picada, que bajo de reflejos por el efecto del alcohol casi le arranca el brazo. Emilio enrabietado por la pérdida de su primer pez, se dispuso a probar otras cosas, mientras yo entraba en trance y no despegaba palabra sondeando con el mogambo. Probamos y probamos sin resultado.

Así que seguimos adelante un poco más hasta el final de esa zona de cortados cuando Emilio y Miguel se hicieron su cuarto cubata. A mi todavía me duele el estómago del medio que me hice y eso que era flojillo. Miguel lanza hacia la orilla y cuando recoge ve como un lucio le seguía su pikie. Lo deja caer en vertical, y el lucio lo sigue, lo sube y lo baja y el lucio jugaba al corre, corre que te pillo, pero sin llegar a picar. Mientras Miguel jugaba con el lucio, lanzo un twister de doble cola blanco con cabeza roja aguas adentro, como hice con Pardo. Va cayendo lentamente y patapam, una picada brutal a la caída, muy buena, clavo, pero no clavo, y sigo recogiendo. Me vuelve a picar y se lleva el twister de doble cola. El pasador estaba tocado. Emilio empieza a mosquearse, él sin olerlos y nosotros pim-pam-toma-lacasitos.

En eso que nos ibamos yendo de ese punto y Miguel me comento que un lucio guapo diferente del anterior le había seguido el pikie, seguro que se lo estaba inventando. Miguel vuelve a insistir en ese punto y de un árbol cercano sale un lucio y atenaza el pikie entre sus mandibulas. Este sí que saldría, sería el primer lucio del día. Había hecho falta que todos hubieramos fallado un lucio para que subiera el primero a la barca. Se habían acabado los cubatas y nos centrabamos en la pesca.



Estabamos por una orilla, pero yo con el rabillo del ojo, en modo ansias, estaba mirando a la orilla de enfrente que tenía una pinta mucho más llamativa. Un pequeño cortado con una plataforma sumergida a unos 5 metros. Pensaba que habría más profundidad, pero bueno, es lo que había. Lanzo hacía la orilla el mogambo, mientras avanzabamos, veo que mi señuelo describe una curva y sin casi darme cuenta me encuentro con un lucio enganchado en la otra parte. Doy la voz de alarma al capitán, mientras Miguel también grita que lleva uno. Ahí estabamos Miguel y yo, cada uno con su lucio peleando. Era para flipar. El mío que era más pequeño lo subimos con facilidad, pero Miguel intentaba coger el suyo al estilo pro-luciero al lado del barca. En eso que es un cabezazo del lucio se le suelta. Momento de pánico, un lucio de más de 4 kilos al lado de la barca suelto, suspendido en la superficie del agua e inmóvil de agotamiento. Miguel se la juega y le vuelve a echar mano al lucio intentando cogerlo como las buenas directrices del maestro Marco prescriben. Lo sujeta y lo sube a la barca, como diría Leyton "Pá flipar". Efectivamente, un doblete de lucio para la historia de estas crónicas reflejada en una imagen.



La foto de Miguel solo con su lucio vale la pena ponerla por separado para vuestro disfrute. Como se nota que detrás de la cámara había un experto fotógrafo, nada comparable con el bueno de Marcos, pero se hace lo que se puede.



El pobre de Emilio seguía con su porra a cuestas y no se podía creer lo que estaba viendo. Cada uno de nosotros con un lucio y él, amo y señor de la barca, viéndolos pasar. Como decía Emilio: "¡Qué injusta es la pesca!".

Pues seguimos por ahí sin ninguna picada. A continuació, hicimos una punta muy buena, pero no tuvimos ni picada. Fuimos directamente a otra punta que había a unos 200 metros, pero que si quieres. Así que como no picaban, decidimos comer. Emilio iba como alma en pena y mas sin comida. Así que para calmar su mal de pesca le casqué una punta de pan con pisto de mi madre, y Miguel le dió parte de su comida. Las almendras y cacaos que quedaban rellenaron el hueco restante del estómago de Emilio. Incluso a falta de pan, buenos fueron gusanitos para rebañar la fiambrera de pisto de mi madre. El resto de pisto fue destinado a Lucky que supo apreciar este lujo culinario.

De ahí nos fuimos a una isla cercana que tenía muy buena pinta. No hace falta que reitere que el consultorio sexológico de Emilio echo fuego durante todo el día. Miguel, entre risas, no acababa de acostumbrarse a los comentarios picarones de Emilio. Dimos la vuelta a la isla pescando con pikies, mogamos, spinners y crankbaits, pero nada de nada.

Temiendo con que nos pillara la noche, fuimos volviendo siguiendo la misma ruta que a la ida, pero no tuvimos ninguna picada. Emilio se subía por la paredes. Volviendo a la zona de cortados por los que habiamos pasado a primera hora, y viendo que era tarde, nos pusimos a pescar a curricán, técnica a la cual no le tenía mucha confianza hasta que Yolanda clavó un lucio en la última salida a Tous.

Empezamos a hacer curricán con pikies y mogambos hasta que Miguel tiene la primera picada, pero se le escapa. Retomamos la marcha y poco después es Emilio quien tiene una picada, que para desesperación de Emilio no se materializa en una captura. Emilio estaba al borde del colapso emocional y ya ni nuestras palabras de ánimos lo consolaban.

Seguimos un poquito más por esos cortados y al pasar por una punta, patapam, sí, había sido una picada a mi mogambo. En este caso tuve la suerte de que el lucio que había picado, no se soltara. Me costó sacarlo porque venía de lejos, pero era un luciete de 2 kilos escasos.



Reanudabamos la marcha para que en la siguiente punta Miguel enganchara su pikie sobre una punta. Estaba Miguel y Emilio enfragcaos en desenganchar el pikie, así que aprovecho para hacer un lance paralelo y pegado a los cortados con el mogambo. Empiezo a recoger tan felizmente, no muy profundo, cuando de repente, ostiazo, ¡oooooootro! y este era grande. Comienza a tirar para alejarse del cortado y se pega varias carreras hacia abajo. El trenzado de 50 libras PowerPro que llevaba mi caña me daba algo de tranquilidad, aunque el freno del carrete no iba demasiado fino y no soltaba hilo al ritmo que me hubiera gustado. Sea lo que sea, al final con la ayuda de Emilio, ese lucio salió y lo subimos al barco. Emilio había aceptado su porra y ya disfrutaba de nuestras capturas posando para el recuerdo.



El sol caía por detrás de las montañas y todavía teniamos un camino incierto hasta el coche. Nos pusimos a 54+54+65 libras para no perder tiempo, todo ello gracias a las baterias del tio Berni que las estoy cuidando como si fuera mías. Como diría Charlie: "Parece que el cargador Guest cuida tanto las baterías que cada vez duran más". Juan, ¡qué buena compra!

El retorno al coche fue interrumpido por la recolección de patos abatidos por un cazador y por el descubriemto de que los bocadillos de almuerzo y comida de Emilio habían estado todo el día en la proa de la barca, y nosotros sin merendar. Así que Emilio repartió su primer bocadillo de embutido en tres partes iguales. Para que os hagáis una idea de la calidad y cantidad de ese bocadillo, en mi parte solamente había unos 10 choricitos. Así que cuando llego la roda del trozo de bocadillo de atún, yo me planté y dejé mi parte para Emilio y Miguel que comen como limas y no perdonaron.

Finalmente llegamos al coche y antes de que nos pillara la oscuridad sacamos la barca. Del camino de vuelta, Miguel ni se enteró porque iba durmiendo y yo discutía con Emilio sobre temas de compra-venta de coches. Para Miguel fue el día del descubrimiendo de Emilio como compañero de pesca, que yo creo que no olvidará. Aunque ni Miguel ni yo olvidaremos el que posiblemente sea el día con mayor número de capturas de lucio, sin contar aquel día de ensueño en Orellana. Así que disfrutamos como enanos, aunque la alegría no fue completa viendo a Emilio que se quedaba a cero de una forma tan injusta. En todo caso y siguiendo la filosofía de Juanito en cuanto al querer volver a pescar un próximo día: "Si pescas porque quieres pescar más, y si no pescas, aún con más ganas para resarcirse de la porra".

4 comments:

Miguel said...

Jajaja!!!
Que risa de dia!!mira que Jorge me avisó y yo iva preparado para todo pero aún así.....este Emilio es un fiera!!
Entre los whiskis y las risas no habia manera de pescar...vaya tela, se me fué hasta el frio...y mira que hacia..

En fin que con dos tios así da gusto salir a pescar, cuando querais repetimos!

La cronica, como siempre, GENIAL!!,menuda enfragcada!!

pardo said...

perdon por mi ignorancia..... esto es un blog de pesca?
competicion de quien bebe mas?
Jorge, cual si fueras MARTA DOMINGUEZ, te has hechado a perder.
Y pensar lo que me dolio la ultima derrota y de cubateo....
CON EL SEÑOR EMILIO voy a tener que hablar y no por la pesca, pues no entiendo que el dia que fuimos el y yo de pesca, no trajera cubatas....
No te conozco apenas Miguel pero no vas por buen camino....
ale ale, que ya es la hora de volver a currar y mi jefe ya me esta mirando como si hubiera he hecho porra.
un abrazo

Javi said...

Yo como ya sabéis prefiero los garrotazos, los cubatas y luego la pesca. En ese orden jajaja.

Me imagino, porque lo he vivido en mis carnes, lo que tuvo que pasar Emilio viendoos sacar peces, anda que no jode.

Nos vemos pronto nenes!!

Jorge said...

Hey, chavales! A ver si este invierno hacemos una salida al lucio en Contreras que últimamente se está dando bastante bien.

Un abrazo.