Wednesday, November 19, 2008

Open de Lucio en Orellana (Parte II)

Antes de empezar esta segunda parte de la crónica del open de lucio, agradecer a Vicent y Javi sus palabras de apoyo y ánimo para seguir escribiendo.

Retomemos la crónica. La bocina está sonando y Vicent ya estaba empujando (que no pisando) a tope el acelerador. Ibamos observando donde estaba pescando la gente mientras navegabamos a toda ostia y pasando un frío que podríamos describir de la misma manera, es decir, de la ostia, bueno tampoco era para tanto.

Los barcos estaban colocados sobre las puntas, en algunas ocasiones apelotonados incumpliendo la distancia mínima de 75 metros. Seguimos adelante buscando un hueco donde pescar, en eso que avistamos el mítico puente de Cogolludo donde se sacan lucios que para subirlos al barco hay que hacer el gesto del izado del siluro :-) Nos estabamos aproximando al puente y sorprendentemente no había nadie (¡qué raro!). Empezamos a pescar a 8 metros sin picada y eso que lanzabamos en los ojos del puente. Nos ibamos alejando del puente cuando vimos que la sonda nos marcó que a 9 metros estaba lleno de peces, eran lucios :-) machacamos la zona sin resultado y yo ya pensaba que la jornada pintaba como uno de esos días típicos en Tous. De hecho cambiamos de zona a otra que era una playa de arenisca y más somera, pero seguiamos sin picada :-( Así que volvimos sobre nuestros pasos pescando otra punta sin resultado. Ya había pasado un par de horas y ni una picada, mal pintaba la cosa.

Así que volvimos a cambiar de zona a otra donde había una isla sumergida y empezamos a pescarla. A los poco lances, Vicent por fin sacaba un lapicero con un crankbait, y yo con mi pikie había tenido alguna picada, pero nada serio. Con este mismo crankbait Vicent sacó algún lucio más rodeando la isla, pero eran pequeños, así que cruzamos a la playa de pizarra que había enfrente. En ese momento creo que sólo llevabamos uno o dos lucios y pequeños. En esta playa Vicent tuvo hasta tres picadas seguidas (pero seguidas de verdad) que no se materializaron en ningún pez, y no hacía más que decirme "salabre", dejaba mi caña para atenderlo y nada. En eso que a la cuarta picada consecutiva, sí, como leéis, consecutiva, Vicent me pide que mire su caña que tenía un lucio enganchado y me pregunta: "Esto es una picada, ¿o estoy tonto yo?", y acto seguido clava y saca un lucio, por fin. Fue algo increíble.

A partir de ese momento, me pasé a un pikie más pequeño, me puse las pilas y saqué algún lucio que otro, sí de esos de 2 kilos que si lo sacas en Tous, dices que, rememorando al maestro de Jaime, puedes irte a casa con el olor de la victoria. Jaime nos acordamos de tí, y pensamos en lo que disfrutarías pescando con tu pikie los lucios que había en Orellana. Siguiendo con la crónica, volvimos sobre nuestros pasos de nuevo, volviendo a pescar la playa, y Vicent se puso a sacar todos aquellos lucios que se le habían escapado en la primera pasada. Vicent sacó lucios de 2-3 kilos hasta que se cansó. En mi caso por fin clavé uno guapo, le eché unos 4 kilos que se me escapo por forzarlo demasiado a subir, una lástima, aaaggghhh! En ese momento, serían las 12h o así y teniamos un cupo de 4 lucios de 2-3 kilos cada uno, habiéndo cambiado ya alguno. Algo totalmente impensable en los austeros días de pesca del lucio en Tous, donde cuando has pescado un lucio, "you can call it a day", del español "ya has echado el día". Así que decidimos cambiar de zona o como diría Jaime: "Cuando te desengañes, nos vamos a los cortados a pescar con pikie".

Pues eso fue lo que hicimos, nos fuimos a un cortado, y yo me puse el pikie facha sacatochos, y no me defraudó. Al enésimo lance a "fer la mà" y al traerlo hacia el cortado (ya que estabamos pegados al cortado) por el fondo, patapam, picada. Este era bueno, o eso me parecía a mí, ya que resultó ser el lucio más grande de los que hasta ese momento habiamos sacado, pero no pasaba de 3 kilos :-( pero como podía ser, si yo soy "the lord of the luckies", traducido del inglés vicentino al español "el señor de los lucios". Pues nada, poco después pescamos otra punta y Vicent sacó un lucio guapo que no pesamos, pero que debía estar cerca de los 4 kilos. Era el más grande del día, así que tuvimos que ponerlo en el stringer fuera del barco con dos clips enganchados. En eso que seguimos pescando y sacando algún lucio que otro más, que sí, que sí, que no es una exageración típica de pescador, allí había lucios de 2-3 kilos para aburrir. Mucho antes un ángel que bajo del cielo nos había confesado que los Migueles habían hecho el cupo hace rato, (¿un ángel?, nano sí, un ángel de Orellana, de toda la vida).

Pues eso que seguimos pescando con nuestra pieza mayor enganchada en el stringer tan felizmente, cuando en un arranque del eléctrico, el lucio se asusta, sale disparado y se "aleja demasiado" del barco, ¿pero si estaba enganchado en el stringer?, sí eso es lo que pensaba yo. Algo fallaba, tras reaccionar nos dimos cuenta que nuestra pieza mayor se había escapado tras romper la baga del stringer, y no porque los clips se hubieran abierto. Sí, una putada en toda regla, habíamos perdido la pieza mayor. Seguimos pescando y alguno más sacamos, pero ya no tan grande. Lo que fue absolutamente rayante fue determinar qué lucio era el más pequeño para soltarlo, aunque al final nos aclaramos.



Y pescando, pescando, se nos hizo la hora del pesaje. Había sido un día increíble de pesca, nunca había sacado tantos lucios en toda mi vida y nunca pescaré tantos si no vuelvo a Orellana, en dos palabra memo rable :-) Al final pesamos 10 kilos y pico, y os puedo decir que subir con los 10 kilos de lucio más el agua de la bolsa por la rampa de desembarque de 50 metros, es otra experiencia inolvidable. Sea lo que sea, pero la experiencia de hacer un pesaje en el open de lucio mola mucho.



Recogimos el barco y nos fuimos a ponernos guapos para cenar. Estabamos cansados, después de un buen madrugón y un día de emociones sin fin habiendo subido al barco hasta 16 lucios. La cena fue, como no podía ser de otra manera, en "La codorniz", con mucho condimento, en buena compañía y contando muchas anécdotas de un excelente día de pesca. Estabamos cansandos, bueno reventados, así que nos fuimos directamente a la cama. Sin embargo, esta vez no quería fallar, me humedecí los labios, le hice una caidita de ojos a Vicent y le dije: "te espero en la cama". Esa noche dormimos juntitos en la cama de matrimonio, lo que hubo entre nosotros esa noche lo guardo para mí, pero sólo diré que la manta que nos cubría se nos hizo pequeña. Pero pequeña, porque yo no paraba de intentar taparme con ella, y Vicent la tenía bien agarrada, así que no tuve más remedio que arrimarme a él, ¡qué pillo! :-P

Dejándonos de mariconadas, dormimos bien esa noche, aunque por alguna razón que escapa a mi conocimiento, la alarma de un móvil (que resultó ser el de Miguel) sonó a la 5 de la mañana, y yo instintivamente se lo pasé a Vicent. No me preguntéis por qué. A las 6 nos levantamos, y tras ponernos guapos nos fuimos para Orellana. Allí nos esperaba el segundo día de pesca en Orellana, todos decían que los lucios estarían duros después de meterles tanta caña el día anterior. Así que con una mezcla de ilusión y temor nos dirigimos al barco de control en el protocolo de salida. Había en juego un open y una noche en camas individuales (efectivamente, si ganabamos a los Migueles que iban por delante en ese momento, podríamos elegir nuestro lecho esa noche, era el trato que habíamos hecho). Así que con el viento fresco de la mañana acariciando mi cara angelical, esperamos el estridente sonido de la bocina que daba comienzo a la segunda y trepidente manga.

2 comments:

Vicent Castellano said...

Bravo Jorge, BRAVOOOOOOO!!

Como te curras estas pedazo de crónicas... no sabes tu lo que me he podido reir a carcajada limpia aquí en el despacho!!

Me viene al recuerdo los buenos momentos que pasamos, sin duda fue sensacional, yo tampoco había pescado tantos lucios en mi vida, el record estaba en 9, y ese día sacamos 16!! Y bueno, cabe resaltar que no sacamos más porque nos dedicamos a buscar lucios algo más grandes.

Tuvimos muy mala suerte con el lucio cercano a 4kg que se nos escapó... ese nos haría subir varios puestos... una experiencia más que hace recordar las palabras de un ilustre pescador de black-bass (Rick Clunn) que dice que no es mejor pescador aquel que más peces saca sino el que menos errores comete... en nuestro caso cometimos un grave error inesperado totalmente.

¿Quién coño iba a pensar que un lucio de 4kg nos iba a romper la vaga del stringer? Lo normal hubiera sido que abriera el clip, y por eso siempre tengo la manía de ponerles dos clips y apretar la pestañita con los alicates.

Para colmo, minutos antes de sacar este lucio, íbamos al ralentí por mitad de una recula y de pronto el barco se puso de lado... habíamos chocado contra una puta roca que estaba sumergida y no se veía... os podéis imaginar como quedó mi barca... rayada y con la fibra levantada. Bueno, tampoco me preocupa demasiado, pero en ese momento imaginaros...

A todo esto se unió un increíble dolor de cabeza que tuve durante 3/4 partes de la manga, y que pude soportar gracias a la compañía de mi gran amigo Jorge, con el cual he disfrutado mucho en este viaje.

Por cierto Jorge, sabía que te haría una gran ilusión el ir al pesaje de todo un Open de Lucio con el saco cargado de lucios. Aunque seguro que disfrutaste más en el pesaje de la 2ª manga! ;-)

Ah! y te has dejado por comentar las palabras que tuvimos con los archiconocidos Sony y Manu (Spainbass) cuando sacaste el lucio grande con el "pikie facha" o "pikie nacional" como dirían algunos.

En fín, sigo esperando la 3ª parte de esta memorable crónica que pasara a formar parte de nuestra memoria histórica para siempre.

Diossssssssssssssssss que bien que lo pasamos!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Jorge said...

Tienes mucha razón Vicent.

Me he dejado fuera de la crónica algunas anécdotas que no he contado porque estaba demasiado cansado (me acosté a las 1:30 escribiendo la crónica) para incluir todos los detalles de las primera manga.

Lo de Sony y Manu lo omití por no enrrollarme demasiado con el amor que los valencianos despertamos en esa parejita. De hecho, no nos los quitamos de encima mientras estuvimos en ese cortado.