Monday, September 13, 2010

Mis polluelos y yo en Benagéber

Esta crónica será breve porque hace ya un par de semanas que tuvo lugar, pero será un aperitivo para la próxima sobre el Campeonato de España de Pesca de Black-bass desde Embarcación.

Fuimos mi cuñao-si-es-que-ha-de-ser, mi hermana y yo a Benagéber a pasar el día, porque para ir a pescar hay que madrugar un poco más. Estaba la rampa llena de coches a ambas partes y venía justo para dar la vuelta abajo. Se notaba que era un día de agosto y la gente estaba acampada. El barco solar estaba también por ahí listo para recibir visitantes. Eso sí, no se vió a nadie navegando a explosión. En ese momento me sorprendió, pero se palpaba en el ambiente que algo había cambiado.



A las 10:00, tras montar dos motores eléctrico de 54 libras a la vez, salimos de pesca. Empezamos en la isla, y tuvimos alguna picada de algún pequeño, con ika a la caida, algún crankbait de profundidad y cosas del estilo. Andrés hizo de las suyas y sacó una raspa.



Viendo que hacía mucho calor nos fuimos hacia el cañon a ver si sacabamos alguno que estuviera suspendido en las paredes de los cortados. Mi hermana llevaba un ika para ver si le entraba alguno, yo monté un senko y un rapala DT16 para sacar alguno bueno.

Tras batir durante un rato la orilla de la derecha aprovechando la poca sombra que había en una lance lejano en diagonal con el crankbait clavé uno grandecito, uno de talla.



Seguimos batiendo orilla, pero cuando llegamos a la zona soleada monté el drop-shot para pescar más profundo dado que el sol nos estaba machacando. Tras no tener ninguna picada importante en un rato, volví al crankbait de profundidad y saqué alguno de talla, pero nada destacable o que recuerde especialmente. Mi hermana había tenido alguna picada, pero como le suele ocurrir, se pone nerviosa y no lo clavó. Ella sacó alguno, pero como no picaban mucho, se dedicó a recolectar frutos de los árboles de las orillas.



Seguimos subiendo hasta que el embalse gira a la izquierda y subimos un poco más hasta "La tartalona". Allí, Andrés se pegó un baño para calmar el calor sofocante e hizo de las suyas.



Estuvimos comiendo a la sombra de un pino el pisto con carne que había preparado mi madre, como tantas veces ha hecho en el pasado y que nunca le agradezco bastante.



Después de comer y antes de retomar la pesca me subí a la barca y aprovechando que había un arbusto sumergido donde se proyectaba parte de la sombre del pino donde habiamos estado comiendo, cogí mi caña de drop-shot y lancé a ese arbusto. Dejo caer hasta el fondo, dos toquecitos, noto una picada, flexo la caña para clavar y veo como sale uno pequeño. Mala suerte, pero detrás de él intentandole quitar el señuelo había un buen pez de más de kilo y medio. Saco el pequeño, arreglo la curly-tail y lanzo en el mismo punto. De nuevo noto una picada, vuelvo a flexar, pero esta vez noto un peso mayor, y le digo a mi cuñao que empiece a grabar con su cámara. Lo que sigue, más vale verlo:



y el final no podía ser de otra manera:



Después de sacar ese probamos por esa misma orilla. Le enseñé a mi hermana a pescar a drop-shot y tuvo alguna picada que otro. Al final sacó alguno pequeñete.



No sacamos ningún otro por encima de kilo, y como los chicos tenían prisa, fuimos volviendo a 2 x 54 libras.



Lo mejor de la jornada: La compañía de los dos polluelos (mi hermana y Andrés), el pisto de mi madre y el vídeo que se marcó mi cuñao que espero que os haya gustado, por ese orden.

1 comment:

Jaime Francisco said...

¡Artista!

La crónica es digna de Jara y Sedal.

Muy buena.

Un abrazo.