Un día memorable en Tous

Pues ahí estabamos 23 de diciembre no con mucho frío la verdad y esperando que llegara el señor feudal de Tous.

Tan pronto como llegó Álex salimos en busca de la leyenda que Jaime tanto nos había hablado, ese lucio que nos desvelaba por la noches, que nos perturbaba el sueño y la mente, ese lucio del cual los viejos del lugar hablan sin cesar, pero que sólo un maestro en la técnica del pikie había llegado a desafiar y a mostrar ante las cámaras.

Amparados por las palabras de ánimo de nuestra compañera Yolanda y con la inestimable guía de nuestro sabio maestro Vicent nos dirigimos hacía esa zona de Tous donde se dice que los grandes lucios aguardan a aquellos que se atreven a desafiarnos. El destino quiso que mi fiel compañero Javi y el que está crónica escribe, tomásemos la orilla de la izquierda y nos adentraramos en lo desconocido en busca de ese lucio de ensueño.

Era ya media mañana cuando el hambre empezó a acuciar y tuvimos que hacer un alto en el camino para reponer fuerzas, hasta ese momento la suerte no nos había sido propicia. Retomada nuestra senda hacia las aguas prometidas iban nuestros señuelos surcando las aguas a esas profundidades abisales que nuestro buen maestro del pikie nos había recomendado tentar. En eso que absorto en mis pensamientos mientras recogía mi señuelo, notó que su recogida es bruscamente detenida, y con un movimiento reflejo efectuo la clavada, o como diría Berni ``doy la mano''. Lo que ocurrió a continuación fue la reminiscencia de un sueño, el carrete liberando hilo sin control mientras yo atónito miraba como bajaba el diámetro de mi bobina sin poder más que recoger el poco hilo que aquel monstruo tenía a buen entender cederme. Javi me hizo salir de ese estado de éxtasis y sabiamente me aconsejo llevar el barco hacía el centro del embalse donde pudieramos luchar en igualdad de condiciones con eso que seguía sacando hilo. Reaccioné a tiempo para empezar un toma y daca que nos llevo varios minutos donde no podiamos más que bailar al son que ese monstruo nos marcaba. Javi alucinaba y con una risa nerviosa contemplaba la escena.

Finalmente, parecía que aquello que estaba a la otra parte de la línea empezaba a rendirse, lo subimos hasta la superficie donde aquel lucio se dejo ver en toda su plenitud, era una animal que imponía respeto, un viejo del lugar. Tras unos intentos, aquel animal se dejo izar a la cubierta de la barca, no con cierta dificultad y gracias a la pericia de mi fiel compañero Javi.

Ahí estaba, un lucio que iba de parte a parte de la barca y que ninguno de los dos nos acabamos de creer que fuera de verdad, un lucio de 1.1 metros y 9.3 kilos de peso que quedará en nuestras retinas para siempre. Impresionante.

Las fotos que os paso son las de Javi en el momento en que lo pescamos, ahí más fotos que hicimos en la rampa de desembarque con Marcelo, Javi, Vicent y Álex, antes de que fuera liberado con vida.

A pesar de la lluvia que estuvo presente todo el día, fue un día memorable, aunque nuestro compañero Javi se le quedó un sabor agridulce al partir su GLoomis al meterla en el coche. Bueno, una pena, pero y ese pedazo de lucio, eh! :-)