Eran las 8:00 cuando llegamos a la rampa y ya estaba allí el incombustible abuelo de Cortes que pesca luciopercas, por suerte ahora totalmente desaparecidas. Salimos hacia la zona del Ral y empezamos pescando la zona que hay pasando el pesaje a la derecha. Probamos un rato con ikas en los árboles, pero nada de nada. Miguel se estaba poniendo nerviosito y nos pasamos a crankbait para hacer las puntas, pero nada de nada. Seguimos hasta la siguiente punta de esa orilla y probamos otra vez, pero no hubo suerte. Nos cambiamos a la récula que hay a la izquierda de la récula larga y seguimos un poco hasta el puntal del Ral, pero ni picada, o si sacamos alguno no era de talla. Así que nos fuimos a la récula de la casa.
Allí pescamos en la récula de la isla sumergida a diferentes profundidades con crankbait, con vinilo, pero nada, sólo saco uno pequeño mi compañero Miguel. La cosa estaba mal y había que cambiar de zona, pensé que buscar una zona diferente con más sombras podría ser interesante. Así que nos fuimos a la zona de la presa, pasando los cortados que hay enfrente de la cementera y entrando en la récula que hay a la derecha nada más acabar estos cortados.
En esta zona pescamos
Así que hicimos una prueba más y nos fuimos a pescar la zona del río, empezamos a estar un poco desesperados. Las aguas en la zona del río estaban mucho más turbias, así que los peces no nos verían tan fácilmente, además un viento un tanto molesto empezaba a soplar. Empecé a pescar con ika hasta que mi compañero, amante de los crankbaits, lanza uno hacia un pequeño rincón a la sombra golpeado por las olas que levantaba el viento, pam, parón en seco del crankbait y tocho de 2kg saltando por el aire. Me preparo para sacarlo, pero el pez tiraba como una bestia parda y mi compañero lo acompañaba alrededor de la barca como podía. De repente, cuando el pez estaba a escasos 3 metros del barco, sale hacia arriba y me doy cuenta que el hilo hacia un bucle alrededor de la agalla de pez y ya no nos dió tiempo a ver más, el pez de soltó y Miguel se quedó con una cara que era para verlo. Se había escapado un buen pez, pero acababamos de descubrir la punta del iceberg.
Así que nos pusimos a pescar orillas orientadas
Nos repusimos como pudimos y volvimos a cambiar de orilla, allí saco Miguelillo otro de kilo y medio, pero nada comparado con los tochos que habiamos perdidos. Hicimos algunos lances más, pero eran las 19:30 y la vida (sentimental) de mi compañero peligraba. Así que muy a nuestro pesar, tuvimos que salir de vuelta a todo lo que daba mi Johnson de 15 caballos.
Llegué a casa con el tiempo justo de limpiar la barca, meter en el congelador las botellas de agua y darme una ducha reconfortante. Cené rápidamente para poder dormir con los puños "pretos".
Sonó el despertador a las 6:00 como si fuera el día de la marmota y todo empezara de nuevo, preparé la barca y a las 6:30 llegaba puntualmente a la gasolinera mientras Javi aparcaba su "buga" y lo encadenaba. ¿Lo encadenaba?, sí, dejo que él lo explique.
Salimos para Cortes y las 7:30 ya estabamos en la rampa preparando la barca para botarla. En ese momento nos acordamos de lo que nos diría uno que yo me sé, si nos viera en mitad de la rampa cargando la barca tranquilamente, mientras el espera a echar la suya.
Con los antecedentes del día anterior nos fuimos hacia la zona del río
Paramos en la orilla a recoger fuerzas a la sombra de un árbol con los fesols màgics de mi madre en forma de cacaos y almendras me había puesto, mientras rememorabamos algunas anécdotas y frases míticas, para muestra un botón: "Pilar Rubio es una tía que no te la acabas".
Pescamos un poco más por esa zona, pero nada de nada. Nos fuimos hasta la primera récula que hay a la derecha cuando pasamos la isla y seguimos pescando hacia la otra gran récula de las piedras. Sacamos alguno hasta que un momento dado, Javi tiene una picada a su ika, clava y ya tenía a la otra parte un buen bass que estaría en sus 1.5kg tirando como una fiera. "Poco dura la alegría en la casa del pobre" y el pez se soltó quedándose Javi con una cara larga. En esa zona sacamos alguno pequeño, pero ninguno de talla. Bajamos a explosión hasta donde se cruzan la zona de la presa, con el río y el Ral, pescando el cortado de la orilla de la izquierda de la zona del río, pero no conseguimos sacar ninguno, sólo tuvo Javi una picada de uno que era de talla, pero no consiguió clavarlo.
Así que nos fuimos a la arboleda de la zona del Ral para pescarlo con ika, pero sólo conseguimos sacar un par de pequeños. Enseguida, viendo el panorama, nos fuimos a los primeros árboles de la izquierda cuando entramos en la zona de la presa yendo desde el Ral, y ya con un viento importante que había mermado significativamente mi batería. Probamos algunos árboles como buenamente pudimos acordándonos de la necesidad de utilizar unos inserts en estas condiciones tan ventosas.
Tras no tener ni picada remontamos a explosión la zona de la presa pasando las casas sumergidas (casas del pastor) unos 500 metros, para hacer el cortado empujados por el viento que ahora soplaría a favor. En esta zona no tuvimos ni una picada pescando con crankbait. No tendría que decir nada más de esta zona si no fuera por un hecho singular acaecido mientras pescabamos esta zona.
En un lance cualquiera entre un árbol y la pared del cortado se me engancha el hilo en una ramita que sobresalía de la pared. Me pongo cara al viento intentando desenganchar la línea de la dichosa ramita, y en lugar de desengancharse, no hace más que engancharse más. Estaba en la punta de la barca inclinado hacia delante peleándome con la ramita, cuando una ráfaga de viento nos empuja contra el árbol que estaba cerca del cortado, miro hacia delante para volver a intentar desenganchar la línea cuando un movimiento brusco de la barca hacia delante me lleva a perder el equilibrio y dar un paso imposible hacia delante. Me ví perdiendo el equilibrio y cayendo hacia delante por encima de la borda, no podía más que saltar al agua para evitar males mayores y no arrastrar a mi compañero a compartir mi misma suerte. Caigo de lado al agua llevando conmigo mi GLoomis serie crankbait y mi carrete Shimano 51MG (350 euros) en mi mano izquierda, y las gafas de vista progresiva (500 euros).
Como estaba casi en cueros, nos tuvimos que ir a la orilla soleada de enfrente,
Así que nos fuimos dirección presa hasta la récula que hay cuando acaba
Por último y como despedida de estas dos jornadas de pesca nos fuimos a la siguiente arboleda hacia la presa en la orilla de la derecha. Allí, mientras en los primeros lances le llenaba a Javi la cabeza de pájaros con los tochos que salían por ahí y que siempre eran peces buenos, Javi tiene una picada, lo clava, pero era una raspilla.