Había quedado con Vicent para ir a pescar el domingo. La idea inicial era volver a Cortes, pero... dejémoslo en que estabamos cansados de sacar basses de Cortes. Así que nos fuimos a Escalona.
Cuando llegamos allí nos encontramos que la rampa estaba inundada de remolques, era como una concentración motera, pero de pescadores de bass. Una botella de coñac sobre una mesa plegable era la invitada de piedra de aquello. Bueno, que había concurso del Bass Alicante y no lo sabiamos. Planteé la posibilidad de ir a Tous, pero ya estabamos allí. Así que echamos la barca y a la marcha.
Subimos hasta la cola del embalse pescando la parte alejada de la orilla a drop-shot (era la primera vez que pescaba a drop-shot en mi vida), mientras Vicent hacía flipping por las orillas. Llegamos hasta los árboles y los pescamos como Javi, miembro del E.P.R. ", nos había explicado" con jigs de jewel de 3/8oz en color marrón con púrpura y trailer de cangrejo en el mismo color. Esta vez la cosa no funcionó, estuvimos deambulando por allí, probando y probando, pero nada de nada.
Decidimos meternos en la récula larga de Escalona y es cuando empezó el espectáculo.
Seguimos hacia dentro de esa récula pescando árboles sumergidos
Eso no podía
Seguimos pescando, y cuando llegamos a los cortados en la primera pared tras la zona de
Ese sería el último pez que vimos ese día. Salimos de la récula por
la orilla de la izquierda, bajamos hacía la presa haciendo el moniato, quiero decir, power fishing, pero nada de nada de nada. Cuando nos cansamos de ver observar la fauna alóctona y tomar el sol, volvimos a la rampa de salida, parando a comer como señores atados a un árbol. Este día nos deparó otro cupo para el recuerdo, que al igual que el día anterior, se valoró mucho más cuando sabes que el resto de barcos que estuvieron ese día en el embalse sacaron uno o ninguno, y en el mejor de los casos tres basses.
Han sido dos jornadas de pesca magnífica, aunque agotadoras donde me tras un duro invierno la vida vuelve a nuestros embalses. Vimos pequeños basses en un par de ocasiones por las orillas de Escalona, y en Cortes los alburnos empezaban a pasearse por la superficie como si supieran que tenían una semana de margen para que el bass despierte de su letargo, y se vean saltando por encima del agua temiendo por su vida.
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