Pescando en los dominios del KVD de Massamagrell
Últimamente no estoy muy prolífico en esto de escribir crónicas, ya que me tienen muy liado con otras cosas, pero bueno aprovechando las vacaciones y a petición popular retomaré esto de escribir crónicas.
Hacía mucho tiempo que no iba a pescar con Cisco, más conocido por su nombre de guerra, el KVD de Massamagrell. Haciendo memoria dijimos que fue en Cortes en marzo, pero ahora recuerdo que fue en Loriguilla con pantaná incluida.
Así que Cisco me hizo madrugar más de los habitual y las 5 estaba ya en la gasolinera de Casinos donde me esperaba impacientemente. Cargamos los trastos y nos fuimos al Vado de Moya. Era un lunes y allí no había ni Dios.
Obviamente cuando llegamos todavía era de noche, pero con los preparativos fue amaneciendo. Cruzamos a la orilla de enfrente y mientras Cisco montaba sus cañas yo probaba mi última adquisión, una G.Loomis IMX 6' Medium-Heady de Spinning. Una maquina.
No tuvimos excesivas picadas a primera hora, aunque sí que sacamos alguno pequeño sobre las puntas a crankbait y drop-shot y vimos alguno bueno. Bajando entramos en una récula que tiene un cortado al final, y en la punta de entrada sacamos algunos y se nos escapó uno bueno con ika. Saliendo de la récula, lanzo a una cobertura el fat ika en color smoke with silver flakes y patapam, el mejor pez hasta el momento.
Seguimos por esa orilla, Cisco sacaba peces de talla a drop-shot creo recordar, pero en una de esas cojo mi nueva caña de spinning con un Yamamoto Senko Core Shot Green Pump Blk/ Chart Tip, como diría aquel ¡pa flipar! y que no me había dado un sólo pez hasta la fecha. Así que dándole esos minutos que Jaime pide para todo señuelo y alentado por los buenos resultados del maestro supremo del senko, más conocido por su nombre de guerra, The Guardian, lo monté con un anzuelo plomado que le da esa caída tan sugerente. Así iba lanzado paralelo a la orilla, cuando en una de esas sale como una exalación un bass de la orilla y coge el señuelo, clavándolo yo de manera instintiva. La lucha con una línea de 8 libras fue espectacular, disfrutando el pez. Finalmente, ese bass subió a la barca con un peso de algo más de 2 kilos.
Cisco siguió sacando peces de talla, principalmente a drop-shot sobre la puntas. Es un maestro con su mojo-bass.
Además dió rienda suelta a su fiebre del swimbait moviendo peces de infarto por aquí y por allá con su otra mojo-bass. Uno de los swimbaits que puso parecía una llisa para pescar palometones. Este Cisco.
En una de esas con un cangrejo texas mientras lo recogía a medias aguas tengo un picada brutal. Ya pensaba yo que sería un 3.000, que digo un 3.000, un 4.000. Peleaba en las profundidades como una fiera. Al final se rindió y subió a la superficie asomando su morrito en tonos dorados ante mi cara de sorpresa.
Tras sacar Cisco algunos más sobre una punta enfrente de la Tartalona, comimos en la orilla a la sombra. Allí repasabamos los lances de la jornada y las últimas compras. Seguimos pescando aguas abajo y sacariamos alguno más en los cortados, Cisco a drop-shot y yo con mi nuevo montaje de senko de 5'.
Fuimos volviendo por la orilla de Tartalona y nos encontramos con uno que pescaba en un pato y que había sacado todos los peces con señuelos duros, todo lo contrario que nosotros. Cisco le dió minutos al swimbait hasta que casi lo perdió. No sacamos ningún pez de talla hasta que llegamos a un montón de piedras desmoronadas donde Cisco sacó uno de talla y a mí se me escapó otro con un ika chartreuse.
En eso que llegamos a la punta de entrada a una récula coronada por un refugio. Cisco cogió su legendaria Sant Croix, esa que ya ha sacado dos 3.000, muy pocos pueden decir eso, y lanzo su jig de Jewel de 3/8 en color Texas Craw sobre la punta. Yo lo miré, y como diría aquel cuando pescaba con Joan Arnal, se me encogió el brazo. Cisco sintió un toc y clavó como un resorte. El espectáculo se hallaba frente a mis ojos. Un torpedo se movía alrededor de barco sacando hilo del carrete de Cisco y doblando la Sant Croix como un chicle. Impresionante. Al final, me arrodillé ante la evidencia y actué como sacadera man para zafar la mandíbula de ese pez rollizo que pesó 2.550kg y midió 51 centímetros.
Cisco estaba en racha y sacaría 5 ó 6 peces por encima de kilo pescando con lipless sobre las puntas recogiendo a la velocidad del rayo. Yo sólo pude mirar y aprender del KVD de Massamagrell.
Habiamos llegado alrededor de las 6 de la mañana y eran las 21:30 cuando llegabamos a la rampa. Una jornada intensiva de pesca con Cisco de la que necesité todo el día siguiente para recuperarme, pero como siempre un placer pescar en su compañía.