Sunday, October 31, 2010

God Save Benageber

No había podido ir a pescar el sábado porque estaba celebrando mi cumpleaños, ya son 31. Así que fuí el domingo. Sin embargo, el concurso autonómico se había celebrado el sábado con la victoria de unos socios de nuestro club: Los ZZ. Mi más sincera enhorabueno para ellos.

No habia planificado con suficiente tiempo el compañero de aventuras, y tampoco me habia preocupado en exceso por hacerlo, así que me fuí a pescar solo, como los pros. Bueno, como los pros, pero con una barquita de alumnio y unas baterías maltrechas que tenía que cuidar si quería volver.

Llegué tempranito, cuando amanecía, estaba allí solo poniendo todo dentro de la barca, cuando llegaron varios barcos con su respectivos remolques de Bass Utiel. Probabilísticamente hablando, este hecho sólo podía estar condicionado a algún evento especial. Efectivamente, tenían concurso.

Boto mi barco, aparco el coche, y todavía seguían ahí. Decidí ir dirección a la fuente de "La Pardala". La información de la que disponía era la proporcionada por Cisco que había estado miércoles y jueves "disfrutando como un guarro". Me recomendó que pescara power-fishing con crankbait, paseante y swimbait. Luego sabría que mi compañero Miguel que había estado el día anterior, los sacó a drop-shot, crankbait y spinner. Como dirían unos del Alberique: "Sacamos dos y picaban a todo".

Así que monté el mismo paseante con que el que perdió Emilio un bass de 2.5kg este verano en Cortes, un Sammy 110 en color Pearl Ayu. ¡Terrorífico! En la otra caña monté el Real California Supreme 130 en color Rainbow Trout, aunque prefiero el 110 por su mayor movilidad, y un crankbait de medias aguas Lucky Craft BDS 3 White and Gray.

Iba batiendo orilla tan feliz, sin picada, cuando veo que una procesión de barcos se dirigía a los cañones. Menos mal, pescaría más tranquilo. A medio camino, en una de las puntas de las que sobresalen pequeñas hierbas, lanzo el paseante más allá de las hierbas y entre ellas. Si estaba, iba a salir. Pam, pam, pam, pam, veo un movimiento de agua detrás del paseante. Allí estaba. Detengo el paseante al más puro estilo Emilio-El-Guarda, y le pego una sacudida que desata la reacción y el estruendo sobre las aguas del Turia. Tras una lucha de un par de minutos, allí tenía el primer bass de 1.750kg que dedicaba a Cisco como informador.



Proseguí esa orilla sin picada, hasta casi la récula del final. Un poco antes de llegar, mis ganas de sacar un buen pez con ika y desobedeciendo los consejos de Cisco, me hacen coger la Custom by Nacho Revert y lanzar un fat ika en color Green Pumpkin a la cobertura más cercana. Cae, cae, cae pidiendo hilo, y noto un toc claro que me hace reaccionar y clavar en el aire. Yo juraría que había sido una picada, y no el golpe contra una rampa. Insisto, pero nada.

Llego al final de la récula que estaba llena de cobertura por el fondo, y vuelvo a insistir con el ika, pero esta vez para manejarlo por el fondo. Lo muevo un poco por el fondo, cuando noto de nuevo una picada. Esta vez sí, clavo y para arriba. Era un pez de kilo que no dió demasiada guerra. Je, je, estaban picando con ika.



El dia estaba soleado, y un arbusto en la orilla hacia sombra en los primeros metros de agua. Era un apostadero perfecto dado la forma en que estaban picando. Lanzo el ika ajustado al arbusto para que segundos después la línea se alejara del arbusto por arte de magia. Ooootro! Clavo como un resorte con la mirada en la línea, y viendo como ésta se deslizaba sobre la superficie del agua para buscar la vertical con la posición del pez. Este era bueno, se pone a tirar como una bestia parda hacia las coberturas, y lo detengo a un palmo de una rama. Tira hacia abajo sacando hilo, y finalmente lo subo para hacer presa sobre su mandíbula. Este dió 1.8kg. Estaban picando bien.



Paso por delante de los ribereños que habían sido invitados de piedra de la captura de los dos últimos basses, y me dirijo al otro extremo de la récula. Antes de llegar veo una hilera de árboles y me pongo a pescarlos con el ika. Lanzo en el enésimo árbol, y noto una picada clara, nada que ver con las picadas sutiles de los basses de Cortes. Clavo como un acto reflejo, y en la primera arrancada se me mete el pez entre el eléctrico y la barca. Ya la habiamos liado. Con la barca que se me había ido hacia la orilla y sin poder mover la barca, ni recoger. Saco el eléctrico del agua mientras el pez daba por allí vueltas. Desenredo la línea del motor y me encomiendo a la "Mare de Déu" mientras recojo la línea. El bass venía exhausto, pero venia. Lo peso, y era otro de 1.8kg. Espectacular.



Sigo por esa orilla entrando en la récula donde había otros tantos ribereños al lanzado, como si de la pesca al surfcasting se tratara. Cruzo de orilla y empiezo a salir de la récula. Se me fue la barca hacia unos arbustos y salen un par de basses. Ya encima de la cobertura lanzo el ika dentro de la cobertura, y noto un toc. Clavo y un bass de tamaño bueno sale de la cobertura. Me llamó la atención de que no tiraba demasiado para el tamaño que tenía. Efectivamente, era un ejemplar viejo con un tono amarillento, como esos que pescamos en la marjal, pero con algunos pequeños bultitos. Este dió 1.6kg.



Salgo de la récula y voy volviendo. Me cruzo con unos del Bass Utiel que iban a crankbait, y tras pasar la hilera de arbustos, me meto en la primera récula a la izquierda. Lanzo el ika en uno de los muchos arbustos, y lo dejo caer hasta el fondo. Noto un pequeño toque y doy la mano en el aire. Había sido una picada. Vuelvo a insistir en ese punto, y esta vez la línea se va hacia el medio de la récula. Clavó y empieza a salir hilo del carrete sin poderlo frenar. Finalmente, sube a la superficie, y veo que aquello era un pez bueno, estaba muy gordo, dando un peso de 2.25kg.



Saliendo de esa récula justo en la orilla de enfrente, otra vez con el ika en una cobertura, toc, toc, clavó y otro de 1.8kg para arriba. Como daba el viendo muy fuerte y sabiendo cual era el patrón, pruebo a usar un insert para pescar en la cobertura con viento. Posiblemente hubiera picado igual con una spinner, pero el gustazo de notar la picada a la caída es inigualable, al menos para mí.



Entro en la siguiente récula hasta el final. Había unas cañas tumbadas sobre el agua al final y lanzo desde lejos el ika que golpea la caña y cae al agua suavemente. Toc de nuevo y patapam, caña al pecho como un resorte y un bass de 2.15kg a la otra parte de la línea que tiraba hacia las cañas para refugiarse. No le doy tregua y tras la enésima pelea, lo subo a la barca.



Eran las 5 de la tarde, casi la hora de irse. Monto el último ika, pero casi me sabía mal seguir pescando, después de este pesquerón. Pensaba, ya esta bien por hoy. Mientras pensaba esto había lanzado a una cobertura y daba línea para llevar el señuelo al fondo. Por un momento habia perdido la noción del tiempo y pensé que había dado demasida línea para la profundidad que había en ese punto. Tenso y clavó sin tantear. Craso error, nunca sabré lo que había a la otra parte, si rama o pez. La cuestión es que nada pude hacer y partí la línea. Estaba todavía lejos de la rampa y tenía que volver.

De vuelta al coche con el brazo dolorido de tanto sacar tochos, pensé en cuantos años podriamos disfrutar de este embalse sin que algún desaprensivo pusiera fin a este sueño de pescador de bass. Sin duda esa jornada de pesca había sido la mejor de este año, "so far".

Cuando llegué al coche estaban a punto de irse Cristian, Ferragut y Chimo a los que había invitado por la mañana a subir en mi barca para no ir solo. Chimo me gritó: "Te vas a volver loco de ir solo todo el día". Efectivamente, había sido un día para volverse loco.

PD: Siento no poder ofrecer mejores fotos, pero iba solo y no tengo costumbre de llevar trípode (y eso que lo tengo). Creo que es un buen momento para plantearme llevarlo conmigo en la próxima salida en estas condiciones.

Friday, October 22, 2010

DE LO QUE PUDO SER, LUEGO NO FUE PERO AL FINAL FUE

Este título ilustra bastante bien lo que nos sucedió a Jorge y a mí la semana pasada. Quedamos sobre las 6:30 en Buñol para llegar a Cortes con nocturnidad y alevosía y coger a los basses quitándose las legañas.


Todo el viaje transcurrió en animada charla, llegamos a Cortes con un nivel escandalosamente alto del pantano y nos pusimos a preparar la barca, quitar correas, poner baterías, etc. Como aun era de noche dejé el coche apagado con las luces puestas y la marcha atrás para que nos iluminara un poco. La tragedia se mascó cuando fui a arrancarlo y la batería había muerto. Si es que hay que hacer caso a los mecánicos cuando te avisan en las revisiones...


Con cara de poker probamos con unas pinzas que nos dejaron unos compañeros del Alberique, no sé quienes eran, sé que llevaban una Stratos y un Touareg y desde aquí reitero mi agradecimiento por su ayuda. Probamos con una batería de la barca y res de res. Hicimos algo de tiempo barajando opciones y llegaron los Zetas. Esta vez probamos con sus pinzas y su coche en marcha y tampoco. Mi cara ya era de Repoker temiendo que fuera algo más gordo que la batería...


Eran las 8 y media de la mañana y estábamos en Cortes ¿Queé íbamos a hacer? Efectivamente, pescar. Le pusé el yugo a Jorge y con su fuerza conseguida a base de bracear en la piscina del poli conseguimos echar la barca "a pinrel". En ese momento Jorge fue consciente de lo que digo acerca de lo pesado que es mi remolque...


Total, ya estábamos en el agua y nos fuimos directos a la zona del prebetón. Estuvimos probando con varios tipos de señuelos, pescando rápido, lento, más arriba, más abajo... Pero sin ningún resultado. Los peces estaban bastante duros. En un lance afortunado conseguí clavar una raspilla que volvió rápidamente al agua. "Ya no hago porra" le dije a Jorge a lo cual me respondió con una mirada de desprecio como si aquellos peces carecieran de interés ggg.




Seguimos pescando la recula y en un lance a una cobertura de la orilla noté como si el ika fuera enganchándose por el fondo con maleza o piedras, muy sutil. Instintivamente clavé y esta vez sí, era bueno. Peleo abajo muy duro sacando línea, se metió incluso debajo del barco pero la IMX Heavy lo venció y al subir a la superficie, el doctor lo ensalabró con mucho oficio. Teníamos 1 pez de 1'35 kilos.

Subimos a la isla para almorzar con The Guardian y allí estaba junto con el perrete y Manolo Iranzo y su compañero. Nos dijeron que salvo pasar frío no habían hecho nada en toda la mañana, los peces estaban muy duros posiblemente por la entrada de un frente frío...Allí dimos buena cuenta de los bocadillos y de las almendras y cacaos de Jorge. De postre trajeron de Requena una torta bastante buena que también calló, ya que no picaban los peces por lo menos había que almorzar.

No lo hicimos muy largo porque a mediodía tendríamos que esperar el veredicto de la grúa. Subimos de la isla para arriba y estuvimos pescando sin éxito. Decidimos bajar al ral y pescando a drop-shot conseguimos sacar 2 o 3 raspillas más cada uno, nada de interés.
A las 2 llegaba la grúa y por suerte, con un aparato mágico arrancó el coche a la primera. Sacamos la barca y para casa con cuidadín de que no se calara el coche. Jorge ya está curado de espanto con estas cosas pero para mi fue la primera vez ;)
Dicen las malas lenguas que el Doctor volvió al día siguiente a por los que nos habíamos dejado el sábado pero eso es otra historia.

Tuesday, October 12, 2010

Sí, al final nos mojamos, ¿y qué?

Esta jornada de pesca se había ido fraguando desde el anterior fin de semana. Lo que podía haber sido una quedada al más puro estilo Regajo's Cup, se disolvió por motivos maritales o de previsiones meteorológicas adversas en un mano a mano entre dos iniciados a la pesca.



Es por ello que su atrevimiento, o al menos el de uno de ellos, se refleja en sus palabras desafiantes a altas horas de la madrugada la noche de antes (1:39am):


Mañana dos valientes pescadores se enfrentarán a la tormenta perfecta en Cortes, como se suele decir, la historia no recuerda a los cobardes :-)

Un abrazo para todos esos que se quedan en casa viendola caer,

Jorge


Pocas horas después ya estaba danzando con el rayo azul a cuestas de camino a Cortes. Por cierto, había cambiado el espejo de popa gravemente perjudicado después de años de amortización.

A las 6:30 recogía al KVD de Massamagrell en Buñol que, como yo, cada vez tiene más cañas, pero sin llegar a los niveles de locura que reflejan las tarimas de algunas barcas que son todo una maraña de zanahorias.

Fuimos los primeros en llegar a la rampa, pero nuestros compañeros del club de Alberique no tardarían en llegar con sus Nitros. Seguidamente llegó el llanero solitario que dejamos en la rampa aderezando su embarcación, mientras Cisco y yo ibamos dirección a la isla del río para disfrutar de aquellas zonas que Cisco no suele pescar a eléctrico.



Mientras yo montaba un paseante, Cisco hacía los primeros lances con un jerkbait blando. El cielo estaba bastante despejado dadas las previsiones meteorológicas, aunque me temía que los peces se barruntarían el cambio de tiempo y estarían cerca del fondo y dentro de las coberturas. Probamos y probamos, lanzando a los árboles separados de la orilla, pero ni un solo ataque, ni verlos, ni pequeños. Definitivamente los peces no estaban para picar en superficie.

Dejamos la zona de la isla para subir hasta la primera récula a la izquierda que tiene un conjunto de árboles alejados de la orilla. Cisco insistía en superficie (creo recordar) y yo monté la caña de drop-shot que todavía lleva la línea de 4 libras de Ricobayo con un plomito de 1/8oz (3 gramos aprox.) con un shap shade worm en color baby bass. Es decir, que si había un pez, iba a picar sí o sí. Y así fue, a la primera llança, peix. Noto que el hilo viene hacia la barca y flexo la caña para clavar. Con un poco de suerte y una GLoomis special drop-shot 4-8 libras, la mitad del trabajo estaba hecho. La otra mitad la hizo Cisco ensalabrando el pez que lucho como un campeón haciendo silbar a mi Sephia 2500S. Este bass pesaría alrededor de 1.5kg, aunque con la emoción no lo pesamos.



Seguimos pescando esa zona subiendo río arriba por esa orilla hasta el cortado. Cisco sacó alguno pescando abajo, incluso vimos peces sobre las puntas, pero nada importante.

Cruzamos a la orilla de enfrente para pescar la punta larga donde había sacado una lucioperca la anterior semana con the guardian. Sólo sirvió para que perdiera mi Lucky Craft LV en el árbol que hay en la punta. Ya había echado el día.



Estuvimos un rato allí, pero no demasiado porque habiamos quedado para almorzar con Emilio en la isla. Allí estabamos comentando la jugada, Emilio y su compañero que habían sacado algún anti-crisis y alguno de kilo, creo recordar. No tardó Emilio en reclamarme las almendras fritas de mi madre, pero esta vez no tocaba. Estando allí llegó Paco Arroyo, más conocido como el chico del barco de mar o también como el que le quiere comprar el barco al molt honorable. Allí estuvimos almorzando abarloados (que se note que tengo el PNB) hablando de lo que habiamos pescado y de cómo los habiamos sacado.

Como veiamos que el almuerzo se alargaba y Cisco empezaba a inquietarse con la porra que llevaba acuestas, arrancamos y nos fuimos río arriba hasta la arboleda que hay a mano izquierda tras una récula larga. A la primera llança en la punta con un crankbait, Cisco saca una raspa. La zona tenía muy buena punta, aunque posiblemente sea una zona de las que menos haya pescado. Pescamos en las coberturas con drop-shot, ika y crankbait.

No sacamos nada importante, además el viento nos abatía a una velocidad que no permitía pescar lento. Así que opté por introducir un insert en el ika para compensar el empuje del viento. No recuerdo lo que llevaba montado Cisco, pues cambia de señuelo con una frecuencia que es superior a mi frecuencia de muestreo.

Dejando el teorema de Nyquist aparte, ya estabamos llegando al final de esa arboleda que acaba en una punta antes de la cual hay una serie de árboles alejados de la orilla. En eso que lanzo al último de ellos. Tres segundos más tarde la línea venía hacia la barca, mientras esta era abatida por el viento hacia el árbol. ¡Uy, otra vez como en la última salida con Emilio!, lo siguiente fue una clavada institiva (no me dió tiempo ni hacer la muestra) en vertical con el pez casi debajo de la barca. Ahí estaba otro buen bicho saliendo a la superficie en paralelo con la barca mientras yo intentaba alejarme del árbol. Una vez más la Locals Only by Nacho Revert no se amilanó y domó aquella bestia que buscaba la cobertura más cercana. El pez llegó a golpearse con el casco de la barca mientras Cisco salabre en mano se hacía con él.



Otro buen pez con "cabeza de mero" que aseguraba que estuviera por encima de los 2 kilos. "The second one in a row", paa flipar. Al final dió 2.1kg. Tras las fotos de rigor, incluyendo todas aquellas de los pasajeros de la golondrina que pasaban por allí, continuamos esa orilla un poco más arriba para cambiar poco después. Ya estabamos llegando al embalse de Embarcaderos. Las picadas en esta zona fueron más numerosas: Uno bueno con skitter-grub sobre una punta que se me escapó al lado de la barca, Cisco sacó alguno que otro con un ika a texas en los árboles más alejados de la orilla y yo fallé uno de forma escandalosa cuando me arrastraba la caña hacia los árboles mientras yo estaba ensimismado pensando en la frase de un buen amigo que me marcó: Pilar Rubio es una tía que no te la acabas.



Habiamos llegado al final del embalse, una lástima que Cortes no sea mucho más grande, así que teniamos que ir volviendo. Además habiamos dicho de comer entre las 14:00-14:30 con el llanero solitario, Pardo que también habiamos visto un poco antes, y el chico del barco de mar. Al primero que vimos cuando ibamos río abajo fue al llanero, que en línea con su apellido, ya había comido en solitario. Enseguida nos encontramos con Pardo que había sacado algún pez bueno, mientras Paco et al. subían en nuestra búsqueda. Para entonces Emilio ya nos había dejado para echar una buena siesta que le garantizase cumplir en la discoteca y lo que no es la discoteca.

Bajamos a la isla para disfrutar de nuestras viandas y compartir las experiencias que nos había deparado la mañana. Me sorprendió y agradecí la sinceridad de Pardo y estuvimos probando cañas de unos y de otros. Tuve la suerte de probar un Calcutta DC, una vez más la expresión paa flipar era totalmente aplicable a la experiencia. También se pasó por allí el que faltaba.

Viendo el viento que se había levantado y ante la imposiblidad de pescar despacio en las cobeturas y pegado al fondo nos fuimos a pescar al Prebetón. La tormenta perfecta era inminente, el cielo se estaba tornando negro por momentos. Entramos en la récula de la izquierda a la récula larga.

Al poco de entrar Cisco con un ika chartreusse a texas lanza en el primero de los árboles y patapam, veo que clava un pez en la cobertura con su caña heavy y aquello que había a la otra parte ni se mueve. Pensé que ya había clavado una rama, pero Cisco fervientemente me aseguraba que seguía allí, lo fuerza un poco más y veo que consigue sacar el pez de la cobertura. En una palabra, espectacular, una picada espectacular. Cisco comenzaba a a desquitarse de la maldición de Ricobayo de las mejores de la formas, con la mayor de las antítesis de la pesca por esos lares, sacando un pez de 1.8kg con una caña heavy en una cobertura. Bravo.



Hacemos la foto, y acto seguido veo un agujero en el árbol tumbado contiguo al cual había sacado Cisco su pez, mientras Cisco volvía a lanzar más alejado de la orilla en el mismo árbol. Comienzo a hacer pitching, dejo caer hasta el fondo el ika, y nada, lo levanto unos centímetros y lo vuelvo a dejar caer al más puro estilo marjalense. La segunda vez que hice eso, el señuelo ya no tocó el suelo, noté como algo se llevaba la línea y clavé para arrancar el pez de la cobertura. Sorprendetemente Cisco se encontraba en la misma situación y compartimos nefastos destinos. Nuestros peces se enramaron de mala manera y nuestras cañas heavy poco pudieron hacer al respecto. Sin embargo, estabamos disfrutando, habiamos dado con el patrón y sólo era cuestión de sacar peces hasta que la lluvia nos obligara a partir.

Saliendo de esa misma récula lanzamos a un árbol alejado de la orilla: Cisco a la derecha y yo a la izquierda. Noto una picada clara, clavo y se enrama, ¡Dios otra vez!, fuerzo una poco y siento que la rama parte y mi tochete de 1.4kg sale a la superficie. Bien, bien.



Así fuimos pescando hacía la récula de la punta larga. Entramos en la parte derecha y a Cisco se le escapa un pez en la misma orilla pescando entre unas raices. ¡Qué bonita es la pesca en las coberturas! No pasaba nada. Entramos en la otra parte y al llegar al fondo sale un pez de la orilla. Ya era tarde. En ese momento, yo le estaba dando minutos, como diría el bueno de Jaime, al hydra en color Oxblood, pero me temo que no le daré muchos más minutos. Mientras tanto, Cisco como iluminado por la Mare de Déu me dice que va montar un jig de Jewel en color brown.

Saliamos de esa récula cuando Cisco hace un lance paralelo a la orilla en una cobertura. Veo que clava y unos reflejos de tonos sobradamente conocidos se revuelven a poco centímetros de la superficie del agua. Era otro pez muy bueno en un lance igualmente espectacular al que concedió a Cisco su mejor pez hasta el momento. Tras una lucha no exenta de riesgos en un contexto de coberturas por doquier, ensalabré el pez y Cisco pudo posar con su 1.8kg para hacer desvanecer cualquier recuerdo de la pesca en aguas del Esla.



La luz se había reducido significativamente, el cielo negro se mostraba amenazante, pero todavía no llovía. Sin embargo, oimos un sonido como si fuera de viento que se aproximaba, pero no era viento, sino lluvia. Contra nuestra voluntad y a regañadientes tuvimos que salir a toda velocidad mientras la tormenta nos pisaba los talones. Mi barca no era suficientemente rápida y la tormenta finalmente no cazó cuando llegabamos al embarcadero, pero siempre hay alguien más valiente (imprudente). Dejamos la barca en la orilla y salvamos todo lo que pudimos mientras una cortina de agua barría la rampa.

No tardaría en seguir nuestros pasos el xiquet de la vengalé enfundado en un traje de agua que tenía su punto débil en el piu. Allí estabamos los tres valientes compartiendo los buenos peces que habiamos sacado de las coberturas antes de que la tormenta nos tirara del embalse.

Esperamos un poco para ver si aminoraba la lluvia y poder sacar la barca. Así fue, aunque con un palmo de agua en nuestras barcas que hizo enloquecer a más de uno. Poco después, la lluvia volvió con fuerza y salimos de allí como pudimos, con barranqueras que arrastraban piedras a la carretera y con la reductora puesta en mi Focus. Finalmente todos llegamos bien, que es lo importante, aunque semidesnudos.

Y colorín, colorado, como digo en el título: Sí, al final nos mojamos, ¿y qué?

Sunday, October 10, 2010

UN NUEVO COMPAÑERO

¡Este fin de semana tengo que ir a pescar a Cortes! Así empezó la semana pasada, puse a cargar las baterías y preparé el resto de cosas necesarias y como tantas veces me dispuse a buscar socio para el próximo sábado. Siguiendo el consejo del Doctor el jueves fui al club a ver si ligaba y así fue me ligué a Juanito, más conocido como "Juanito el de la grúa" en los ambientes. Me lió y en vez de ir a Cortes fuimos a Benágeber para poder empezar el trainning plan para el siguiente concurso.

Quedamos temprano en Casinos y antes de las 8 estábamos en la orilla listos, no sin dificultades, para botar su barco. Antes hubo que hacer asistencia técnica a otro compañero con las conexiones y puentes de las baterías.

La mañana estaba cubierta de niebla y se podía mirar directamente al Sol como si fuera un eclipse ya que las nubes sólo dejaban ver un disco perfecto pero sin provocarte lesiones maculares.

Empezamos pescando rápido esperando mover algún pez madrugador pero no hubo suerte, saqué una raspilla a drop-shot al rato de empezar, ya no hacía porra... Llegamos a una punta y conseguí mover 2 peces sin hacerles picar con un pointer. Acto seguido les lancé una lombricilla de Yamamoto y nada más tocar fondo picada, clavada y una bonita lucha hasta acabar en mis manos, era un pez de la medida y algo más de tres cuartos de kilo de peso. Machacamos esa zona pero ya no hubo más resultado.

Un poco más adelante salió otro al parar el jerkbait duro. Así fuimos sacando algún que otro pez hasta que lanza Juan en una cobertura y al momento clava y empieza a gritar para que cogera el salabre, cuando lo vi me di cuenta de que hacía tiempo que no veía un pez tan grande. Era un bass que rondaría los 2'5 kg seguro. La caña de Juan estaba al borde del colapso y el animal al temer por su vida puso rumbo hacia la cobertura sin que el pobre Juan pudiera hacer nada por pararlo. Allí se quedó el señuelo y el pez volvió rápido a su guarida. Los que conozcais a Juan os podréis imaginar la procesión de Dioses, santos y vírgenes que salieron de su boca.



La mañana estaba muy tranquila de viento y los peces no acababan de dar la cara. Al cabo de un rato otra buena picada y otro pez de la medida, este pasaba un poco del kilo.



Después de eso estubimos un buen rato sin picada ni ver peces, cambiamos de zona con los 2 motores a tope y seguimos pescando. Probamos con crankbaits, jerkbaits duros, vinilos... Los peces no estaban muy por la labor. Un poco después a Juan le sonrió la suerte y sacó un pez bueno. Ya teníamos 3 de la medida y unos cuantos más pequeños.





A esas alturas de la mañana y sin haber almorzado por el ansia de pescar, nos metimos en el cañón y buscamos una zona con sombra para reponer fuerzas. Allí hicimos la parada técnica para comer con una agradable charla y volvimos a embarcar para acabar el día sin echar siesta como hace otra gente por ahí. Cualquier día esa gente querrá comer en plato y de caliente encima del barco ggg.



Por entonces ya se había movido un aire que incluso empezaba a ser molesto. Nos pusimos a batir orilla con crankbaits y rápidamente Juan pinchó 2 basses de los cuales uno no llegó a sus manos, su huida fue acompañada de otra retaila de maldiciones. 4 de la medida. Vista la efectividad del crankbait en cuestión, puse uno igual y al momento clavé otro pez bueno, este rondaría el kilo y medio pero como me gusta jugar con ellos y no tenía presión, lo dejé saltar y como era de esperar se fue, no pasa nada.

Salimos del cañón y las olas no llegaban a tener borreguitos pero hacían incómoda la navegación. Cambiamos de zona a otra más resguardada y empezamos a pescar rápido buscando algún pez activo pero nada, no querían. Sobre las 5:30 llegábamos a la rampa y nos fuimos para casa con buen sabor de boca pero como casi siempre, podía habe sido mejor.

Me quedo con la experiencia de pescar con Juanito y disfrutar de sus anécdotas y charla. Espero repetirlo pronto pero como ya le dije a él, con mi barca y en Cortes.

Monday, October 04, 2010

Tras el paso por el desierto... De vuelta al paraíso

La semana pasada sólo tres elegidos habiamos tenido la suficiente "moral" (dejemoslo en moral) como para volver a enfrentarnos a Ricobayo. Esta vez en el marco del Encuentro Latino. Lo mejor de esta competición, la grata compañía de los compañeros del Valencia Bass Club. En cuanto a la pesca, sólo decir que tras demostrar tener los "cojones cuadrados" navegando con el rayo azul en aguas del Esla, y hacerme pajas mentales sobre pesca finesse utilizando líneas de 4 libras, al final Cisco conseguió sacar el pez de la honra con un crankbait en una punta. Me alegré mucho por él, una porra hubiera sido tan injusta dada la ilusión que llevabamos en nuestras cajas de señuelos.

De vuelta a tierras valencianas, todos sanos y salvos, en parte gracias al cambio de remolque por parte de Cisco, sólo quedaba hacer una cosa, ir a pescar. Ya en el camino de vuelta, Emilio me había llamado para preguntarnos como nos había ido y aprovechar para invitarme a otro día de pesca con él y Lucky. Esta vez en su barca para disfrutar de su motor de 25CV recién adquirido. Así que con el ansia de volver a pescar en Cortes y desquitarme con un buen pez, acepté sin dudarlo.

Habiamos quedado a las 7:30 en la rampa de Cofrentes, así que tras dormir sólo 3 horas y pasarme el desvío hasta en dos ocasiones, llegué al embarcadero. Me sorprendió la cantidad de coches con remolque que esperaban para botar sus barcas, mientras Emilio en su papel de guardia expedía pases a diestro y siniestro. Además, tuve la suerte de coincidir con los compañeros murcianos con los que cenamos en la cena de gala del Encuentro Latino.



Botamos la barca, de forma que yo pensaba que ibamos a botar coche y todo. Seguidamente subieron a bordo Lucky y Emilio para empezar a pescar en la primera arboleda a mano derecha.



El nivel del embalse estaba muy alto y el día estaba nublado, aunque el agua estaba cristalina. Así que empezamos a pescar con jerkbait para ver si arrancamos alguno de debajo de las coberturas en las orillas. No tardamos en sacar alguno de talla, pero ninguno espectacular. Aproveché para usar los jerkbait de Jackall que compramos para Ricobayo, a ver si nos iban mejor, pero no me dieron ningún pez.

Mientras yo hacía probaturas, Emilio sacaba algún que otro pez orillado. Monté mi nueva caña de crankbait medium a ver como movía los crankbaits, y efectivamente, los movía mejor, pero esperaba que fuera un pelín más blanda.



Cambiamos de orilla en busca de una punta que entra bastante en el embalse y al primer lance sobre ella con un mini SKT, patapam, noto una parada en seco y le digo a Emilio que llevo uno. Lucky ya tenía sus orejas al viento con los cinco sentidos mirando al agua. Ví que subía un pez alargado, y mi primer pensamiento fue un lucio, pero al verlo oscuro me dí cuenta que era una lucioperca. Temí por mi crankbait que había desaparecido en las fauces de esa lucioperca, pero por suerte pude subirla al barco. Era una buena lucioperca que mi madre sabía que me agradecería.



Volvimos a cambiar de orilla para probar batiendo orilla con crankbait y con ika, y algún que otro sacamos, pero nada digno de mención. El día empezaba a aclararse como Emilio había predicho y la temperatura del agua empezaba a subir. Así que decidimos almorzar antes de que nos entrara alguna pajara y no pudieramos clavar. El almuerzo me recordó una jugada de poker, yo saqué mi bocata de jamón con tomate, y Emilio me dijo lo veo y le pongo una anchoa a cada cortada de jamón "Que t'ha paregut morrut?". Como uno que yo me sé diría: "Pa flipar!". La cuestión es que engatusé a Emilio con las almendras y cacos fritos de mi madre que hasta Lucky degustó.



Bajamos hasta la rećula a la sombra tras pasar la isla del río. En el camino Lucky mordisqueaba mis dedos mientras yo le hacía de rabiar cogiéndole el hocico. Había llegado la hora de jugársela con la línea de 4 libras que llevaba de Ricobayo. Al igual que allí, pensaba que en el primer lance iba a sacar un bicharraco de esos que te cortan la respiración, pero no, sólo saqué raspetas y alguno de talla justo. Emilio también sacó alguno y se encabronaba al ver como se le escapó un tocho por no clavar a tiempo. Por delante de nosotros pasó río arriba uno de los porreros de Ricobayo, cuyo nombre no revelaré por no ofender.



Bajamos hacia el Ral aprovechando para que Emilio ejerciera su papel de guardia, pero afortunamente todo estaba en regla. Pescamos la arboleda del Ral, pero no estaba yo para estar centrado en pescar, pues los retortijones me hicieron saltar de la barca en busca de rebollones. Volviendo al tema de la pesca, no sacamos ninguno en el Ral.

De ahí nos fuimos a la zona de la presa, posiblemente mi zona favorita, antes de llegar al cepillo. Era la hora de comer, así que nos atamos a un árbol separado de la orilla. Acabamos con todas las almendras y cacaos y picamos algo más antes de comer. Tras comer, Emilio me propuso echar una siesta hasta las 16h, lo cual me sorprendió en primera instancia, pero no tardé en aceptar. Emilio recostado panza arriba con el pedal eléctrico como almohada y Lucky a su lado, era para hacerle una foto, todo una filosofía de pesca y de vida. Me recosté en la parte de atrás y me quedé plácidamente dormido, incluso creo que resoplé. Todo esto duro hasta que el barco porculero nos despertó con su oleaje.



Emilio ya me había comentado de los efectos terapéuticos de una buena siesta en medio de una jornada pesca, pero no me lo acaba de crear. Pensaba: "Este Emilio...". Andaba yo felizmente con mi ika de Kinami en color alburno lanzándolo pegado a la orilla, sin pensar que los peces no podían estar ahí tras el oleaje brutal del barco. Así que lo alterné con un skitter grub en color baby bass, terrorífico. Me dió algún pez de talla, pero yo quería uno de los buenos.

Seguimos pescando hasta que llegamos al punto P, aprovecho que iba de angler y lanzó el ika un poco separado de la orilla. Veo que tras dejarlo caer durante dos o tres segundos la línea viene hacía mí. Ahí estaba, jeje, patapam, la caña "locals only" heavy by Nachete Revert (no acepte imitaciones) con un 15 libras no podía fallar. En la clavada la línea se deslizo por la superficie del agua y pensaba que no clavaría, pero sí. Como una exalación el pez se dirigió hacia el medio del embalse y ya sabía que el que estaba a la otra parte no era común en Ricobayo. Empezó a tirar como una bestia, pero la caña heavy no dió cuartel. Tras las primeras carreras por debajo de la barca, el animalico asomó su linda cabecita. Emilio no lo había visto y se sorprendió de su tamaño. Me arrodillé, hice presa en su mandíbula y lo subí al barco con un rugido de rabia contenida ante la cara de fascinación de Emilio. Hacía mucho que no sacaba un pez tan bueno, de hecho, desde la salida que hice con Javi en marzo de este año, no había sacado ninguno por encima de 2 kilos. Para algunos por estos meridianos, un pez como estos es común en todas sus salidas, pero este año había sido especialmente malo personalmente y lo disfruté como nunca.



Acto seguida, Emilio sacó un pez de talla que parecía una raspa a su lado. El sacar un pez de 2 kilos había sido como decirle a Emilio "ponte las pilas" que tú también tienes que sacar uno.



Lo intentamos subiendo hasta la arboleda enfrente del pantalán, probando con crankbait, vinilo a drop-shot, skitter grub, pero los peces no se veían. Posiblemente habría que haber pescado un poco más alejado de la orilla dada la transparencia cristalina de las aguas. Bajamos hasta el cepillo donde Emilio sacó otro de talla, pero nos faltaba ese pez por encima de 1.5kg que tanto te llena. De hecho, Emilio me dió una lección de regularidad sacando peces de talla, aunque no fueran espectaculares. Esta vez la suerte me había sonreido.

Se levantó el viento y con ello la lucha contra los elementos. Además, estaba empezando a anochecer. Así que nos dirigimos hacía el río. El motor de Emilio hacía que el viaje fuera más breve y Lucky, más ameno. Pasamos la isla y en la primera playa a mano izquierda empezamos a pescar, pero la conversación mantenida que incluía términos como "clavel", "triton", "garrotazo", etc. se apoderó de nuestra atención, y la pesca quedó en un segundo plano.



Era ya de noche, y quedaba poca luz, así que tras casi 13 horas de pesca solamente interrumpidas por una siesta reponedora, sacamos la barca entre dos luces para "replegar les banderetes i pa casa". Como siempre fue un placer pescar con un tío tan sincero como Emilio, y con Lucky, su fiel compañero.