Monday, September 13, 2010

Campeonato de España de Pesca de Black-Bass desde Embarcación 2010

Ante todo pronóstico nos habiamos clasificado como flamantes subcampeones autonómicos, y con ello nuestro derecho a participar en el Campeonato de España de Pesca de Black-bass desde Embarcación. Por suerte, el campeonato se celebraba en el embalse de Ricobayo, embalse que afortunadamente conocía del último Encuentro Latino.

Las semanas previas habían sido preparatorias para el campeonato: Recopilación de información actualizada sobre las zonas de pesca, la climatología, nivel del embalse, diversa información sobre la sobre la organización del evento, aprovisionamiento de señuelos y acondicionamiento de la embarcación. Debido a problemas de acoplamiento de mi motor con la embarcación de Cisco, finalmente decidí ir con mi barca, a pesar de que como dirían por tierras manchegas podría ser la "risión". Por motivos de seguridad, y abusando de mi amistad con Cisco, le pedí que me prestara su remolque, mucho más robusto que el mío marca "Panrico", como diría Leyton.

El jueves anterior al concurso tras que Berni finalizara su jornada laboral partimos hacía Ricobayo sin que antes no tuvieramos dos incidencias bernianas. Eran las 20:30 y teniamos ocho horas de camino por delante. La primera parte del viaje hasta Madrid fue amenizada por una animada conversación hasta que tras colgar de una conversación telefónica con Álex Fabra me ví pasando por la estación de Atocha. Efectivamente, el GPS y un túnel cortado por obras nos habían abocado al centro Madrid. Así que paseamos mi barca por lo más castizo de Madrid, el museo del Prado, la Gran Vía, y lo que pudiera haber sido una señal para muchos madridistas: La Cibeles. Finalmente, tras tener el corazón en un puño rodeado de coches, vimos la luz al final del tunel cuando avistamos la señal "AP-6 A Coruña".

La segunda parte del viaje se hizo algo más pesada, eran más allá de las 12 de la noche y el cansancio empezaba a hacer mella en nuestros cuerpos. Berni, como una auténtico campeón, después de haber conducido más horas que un piloto de Fórmula 1 nos llevó hasta Muelas del Pan. Eran las 4:30 de la mañana y la llave de nuestra habitación nos esperaba, muy poco originalmente, debajo del felpudo. Muchas gracias, Álex.

Dormimos escasamente 4 horas, y a las 9 horas ya estabamos desayunando con nuestros compañeros del Alberic: Emilio, Jorge, Gustavo, Pepe, Paco y Joel. Fran y Álex llegaron poco después. De ahí fuimos al punto de encuentro para lavar la barca y presentar la documentación. Allí pudimos ver como lo normal eran las Nitro, Tritón y Ranger, lo mío era una excepción. Ya podía dormir más tranquilo, como diría un ex-presidente "España va bien".







Del punto de encuentro fuimos a botar la barca al embalse de Ricobayo. Allí estuvimos de preparatorios junto con Álex y Fran. Berni montaba sus cañas resoplando de vez en cuando, mientras yo preparaba la barca para surcar las aguas del Esla. El nivel del embalse estaba más alto y pudimos dejar los barcos en la playa de Ricobayo.



Estuvimos comiendo todos juntos menos Berni que estaba desaparecido, menos mal que llegó poco después recién duchado y algo más relajado.



A las 14h empezaba la primera manga, que sería de 6 horas, y estabamos en la primera tanda. Montamos las cañas con un ambiente finesse que se palpaba en el ambiente. Mi caña de drop-shot estaba exultante de gozo con su nueva línea de 6 libras montada, casi podía sentir en mi manos como retozaba.



Dada las restricciones de movimiento de mi barca, no me quedaba otro remedio que ir a lugares cercanos. Mi primer destino fue el río Malo después de 20 minutos de navegación. La punta de entrada ya estaba ocupada, así que probamos en la estación de bombeo pescando despacio a la caída. No tuvimos suerte y tampoco vimos peces. Fuimos entrando en el río pescando con crankbait lo que me dió el primer susto, un barbo común. Más tarde pescando a drop-shot saqué otro.



Fuimos hasta el puente, pero no sacamos ninguno. Así que volvimos a pescar la punta de entrada sin éxito. Por allí nos movimos, subiendo un poco río arriba, cruzando a la orilla de enfrente y pescando las puntas cercanas. Finalmente en una de las réculas, Berni sacó uno de 27.5cm pescando a drop-shot.



Berni estaba abatido tras el primer día de pesca en un entorno hostil sin coberturas y totalmente descolocado. Como diría Marcos "malacostumbrado", de tanto pescar en aguas valencianas llenas de peces. La porra se cernía sobre nuestras cabezas, y el tiempo se agotaba. Fuimos bajando para no llegar tarde, pesqué un poco con crankbait a última hora pero no tuvimos picada. Así que nos comimos una porra como una catedral.

Al llegar a la orilla descubrimos que todos los equipos valencianos, menos Emilio y Paco que sacaron uno, nos comimos una porra.



Había que poner a cargar las baterías para el día siguiente, y no sólo las de los barcos. Para mi sorpresa, Alvaro Tarifa, un conocido del último Open de Lucio había sacado 5 peces y se aupaba hacia los puestos de cabeza.

Después de esta primera manga tan dura nos fuimos a nuestros hoteles respectivos a cenar. El trato por parte del personal de " La Tomasita" fue excelente y pudimos repetir churrasco, puso entremeses para almorzar a aquellos que abusaron de su confianza y no nos faltó bebida :-)



Al día siguiente, el despertador ya sonaba a las 6:30. Tras el abundante desayuno, fuimos en busca de nuestros barcos embarrancados en la orilla del embalse. Esta vez saliamos en la última manga, así que Berni me propuso de cambiar de estrategia y zona de pesca. No teniamos nada que perder y mucho que ganar.



Empezamos pescando fino, la línea de 6 libras casi ni se veía, de hecho Berni la desechó en favor de su nylon azulado de 8 libras. Llevabamos media hora pescando cuando vimos el primer pez de talla. Bien, por lo menos los peces de talla se veían. En un lance paralelo a la orilla veo como la línea se va hacia mitad del embalse. Llevaba uno, así que de forma instintiva flexé la caña para clavar. Aquello que iba a la otra parte no tardó en subir a la superficie para saltar fuera del agua. Increíblemente era un bass, y no sólo eso, era un tochamen por encima del kilo. Lo primero que pensé fue: "Por Dios que no se me escape", tras meterse debajo de la barca en un par de ocasiones y mimar la línea para que no partiera, subió a la superficie y Berni lo ensalabró. ¡Qué alegría!, era nuestro primer pez y además de los buenos.

Nos cambio el chip y nos pusimos a pescar fino con toda la paciencia del mundo. Fuimos arriba y abajo, tuve una picada que casi me arranca la caña de la manos hasta que cortó la línea. Falsa alarma era un lucio. Las picadas se sucedían pero eran raspillas que no podiamos casi ni clavar. No sacariamos más peces y no quisimos arriesgar, así que un poco antes de la hora fuimos hacia el barco de control.

Llegamos a la playa para realizar el pesaje y metimos el pez en la cesta. Berni como si llevara un cohete en el culo salió disparado los primeros 5 metros de playa para luego girarse e invitarme a unirme al paseo triunfal. En la lejanía, mientras subiamos, me parecía ver un amigo ribereño con una cámara en mano, pero no podía ser, ya que tenía comida familiar. Ya de más cerca reconocí a Marcos que me recibía con un "Vamos Doctor". Yo le correspondí con un "Llevamos uno bueno".



Tras comentar la jugada con Marcos, pesamos el pez que daría 1.130 gramos. Los jueces bromean con medirlo, así que os podéis imaginar lo poco habitual del tamaño de este pez. De hecho, con un sólo pez ocupamos la sexta posición en la segunda manga.



Fue tal la notoriedad de esta captura que el canal "Caza y Pesca" nos propuso entrevistarnos. Sin dudarlo invité a Berni a tener su minuto de gloria con los medios. Berni con voz firme y experimentada comentaba lo "tediosa" de la pesca en Ricobayo.



Tras el pesaje estuve charlando con Marcos y sus colegas. Después fuimos a comer con los de Alberic para recuperar fuerzas para la tercera manga. En el equipo valenciano, las porras se acumulaban 50-50. Durante la sobremesa Berni se dedicó a hacer fotos a los barcos allí amarrados. Estuvimos charlando con pescadores de SegoBass cuya experiencia en el embalse era innegable. Ellos nos perjuraban que en ese embalse había muchos peces, y que simplemente no estaban queriendo picar.

En la última manga, por la tarde, pescamos en la misma zona que en la segunda. También nos acompañaron Fran y Álex que empezaban a perder la esperanza de evitar el triplete. Pescamos exactamente de la misma forma, incluso con más paciencia y probamos otros señuelos de finesse para ver como iban, pero no tuvimos una respuesta positiva. Sin embargo, un rato después, Berni, cigarro en mano, punta al agua, me anunciaba una picada. Acto seguido clavaba y llevaba un pez bueno que tiraba como una fiera. Tras la típica tensión de que si ensalabro, de que si no, de que se mete el pez debajo del barco, conseguí meter el pez en el agua. Era el segundo pez, y ambos, Berni y yo, habiamos cumplido dada las condiciones de pesca escasa en las que nos moviamos.



Después de este pez, probamos y probamos, Berni tuvo una picada que clavó y que le pareció ser un pez grande, pero se enganchó y lo perdimos. Al ultima hora Berni, poco acostumbrado a sufrir de esa manera, se desinflaba y se dedicaba a la fotografía. Yo insistía hasta el último momento, pero el tiempo se agotaba.



Nos dirigimos por última vez al barco de control con un único pez. Subimos la playa con el pez dentro de la cesta y allí estaba de nuevo Marcos y compañeros. Estaba vez el pez era algo menor con un peso de 610 gramos.



Era el momento de recoger trastos y sacar la barca del agua. Me empeciné con sacar la barca por un punto de la orilla, y hasta que no lo hice, el mundo no se movió. Pocos minutos después estabamos guardando la barca en un almacén hasta el Encuentro Latino. Agradecer al molt honorable sus gestiones para que esto fuera posible.

Nos fuimos a ducharnos, y de ahí al restaurante a los pies del embalse de Ricobayo donde tendría lugar la cena de entrega de trofeos. "Els valencians" nos sentamos alrededor de la misma mesa mientras "xarrabamos" de todo un poco, y de todos un poco. Entre ellos destacar a uno de los hermano Dalton que tuvo especial atención.



Al día siguiente emprendimos camino de vuelta a casa, pero tuvimos que hacer de guía de los de Alberic hasta pasado Zamora para evitar que volvieran a visitar Lisboa. A la hora de comer ya estabamos en casa sanos y salvos.

La valoración de mi experiencia en el Campeontado de España es positiva como no podía ser de otra manera. La cosa empezó mal, pero finalmente supimos improvisar y con un poco de paciencia y un golpe de suerte, el mismo que nos acompañó en el autonómico, conseguimos alcanzar el puesto 17 de 41. Los compañeros de pesca suplieron la falta de ella en Ricobayo e hicieron más amena esta experiencia.

No puedo terminar esta crónica sin agradecer a todos los compañeros que mostraron su apoyo durante el transcurso del campeonato, y en especial a Marcos que se acercó por Ricobayo para compartir nuestra alegría en los pesajes de las dos últimas mangas.

Mis polluelos y yo en Benagéber

Esta crónica será breve porque hace ya un par de semanas que tuvo lugar, pero será un aperitivo para la próxima sobre el Campeonato de España de Pesca de Black-bass desde Embarcación.

Fuimos mi cuñao-si-es-que-ha-de-ser, mi hermana y yo a Benagéber a pasar el día, porque para ir a pescar hay que madrugar un poco más. Estaba la rampa llena de coches a ambas partes y venía justo para dar la vuelta abajo. Se notaba que era un día de agosto y la gente estaba acampada. El barco solar estaba también por ahí listo para recibir visitantes. Eso sí, no se vió a nadie navegando a explosión. En ese momento me sorprendió, pero se palpaba en el ambiente que algo había cambiado.



A las 10:00, tras montar dos motores eléctrico de 54 libras a la vez, salimos de pesca. Empezamos en la isla, y tuvimos alguna picada de algún pequeño, con ika a la caida, algún crankbait de profundidad y cosas del estilo. Andrés hizo de las suyas y sacó una raspa.



Viendo que hacía mucho calor nos fuimos hacia el cañon a ver si sacabamos alguno que estuviera suspendido en las paredes de los cortados. Mi hermana llevaba un ika para ver si le entraba alguno, yo monté un senko y un rapala DT16 para sacar alguno bueno.

Tras batir durante un rato la orilla de la derecha aprovechando la poca sombra que había en una lance lejano en diagonal con el crankbait clavé uno grandecito, uno de talla.



Seguimos batiendo orilla, pero cuando llegamos a la zona soleada monté el drop-shot para pescar más profundo dado que el sol nos estaba machacando. Tras no tener ninguna picada importante en un rato, volví al crankbait de profundidad y saqué alguno de talla, pero nada destacable o que recuerde especialmente. Mi hermana había tenido alguna picada, pero como le suele ocurrir, se pone nerviosa y no lo clavó. Ella sacó alguno, pero como no picaban mucho, se dedicó a recolectar frutos de los árboles de las orillas.



Seguimos subiendo hasta que el embalse gira a la izquierda y subimos un poco más hasta "La tartalona". Allí, Andrés se pegó un baño para calmar el calor sofocante e hizo de las suyas.



Estuvimos comiendo a la sombra de un pino el pisto con carne que había preparado mi madre, como tantas veces ha hecho en el pasado y que nunca le agradezco bastante.



Después de comer y antes de retomar la pesca me subí a la barca y aprovechando que había un arbusto sumergido donde se proyectaba parte de la sombre del pino donde habiamos estado comiendo, cogí mi caña de drop-shot y lancé a ese arbusto. Dejo caer hasta el fondo, dos toquecitos, noto una picada, flexo la caña para clavar y veo como sale uno pequeño. Mala suerte, pero detrás de él intentandole quitar el señuelo había un buen pez de más de kilo y medio. Saco el pequeño, arreglo la curly-tail y lanzo en el mismo punto. De nuevo noto una picada, vuelvo a flexar, pero esta vez noto un peso mayor, y le digo a mi cuñao que empiece a grabar con su cámara. Lo que sigue, más vale verlo:



y el final no podía ser de otra manera:



Después de sacar ese probamos por esa misma orilla. Le enseñé a mi hermana a pescar a drop-shot y tuvo alguna picada que otro. Al final sacó alguno pequeñete.



No sacamos ningún otro por encima de kilo, y como los chicos tenían prisa, fuimos volviendo a 2 x 54 libras.



Lo mejor de la jornada: La compañía de los dos polluelos (mi hermana y Andrés), el pisto de mi madre y el vídeo que se marcó mi cuñao que espero que os haya gustado, por ese orden.